Evangelio 25 Febrero |Pedid y se la dará

RESUMEN DEL EVANGELIO, JUEVES 25 DE FEBRERO

Mateo 7, 7-12: “Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas”.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas».
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MI COMENTARIO

Cuaresma, tiempo para superarnos y crecer en la oración, en el ayuno y en la caridad. Hoy me fijo en la caridad.

1. La virtud de la caridad fue puesta en nuestra alma el día del bautismo como semilla que tenemos que hacer crecer, regándola con la oración, cuidándola con la vigilancia, escardándola con el sacrificio personal. De lo contrario se seca y cae al suelo.
2. Es un hecho que la caridad no es virtud fácil de practicar. Nos cuesta mucho a todos. Es más fácil pensar mal de los demás que pensar bien. Es más fácil hablar mal de los demás que hablar bien. Es más fácil querer mal al antipático que acercarnos a él y conversar con él. Es más fácil guardar rencor del que nos hizo un mal que perdonarlo. Es más fácil tener envidia del otro porque le va bien en sus negocios, que alegrarnos y felicitarle. Es un hecho, ¿verdad?
3. Jesucristo fue bien claro hoy: tratemos a los demás como queremos que ellos nos traten. Y en la última cena nos dejó el mandamiento nuevo: “Amaos los unos a los otros, como yo os he amado” (Juan 13, 34). Son frases de oro que deberíamos grabarnos a fuego en el corazón y así vivirlas cada día. San Pablo en su primera carta a los corintios, capítulo 13, nos dice que, aunque hablásemos todas las lenguas de hombres y ángeles, y no tenemos caridad, de nada sirve. Y san Juan en su primera carta también nos advierte: “el que dice amar a Dios, a quien no ve, y no ama a su hermano a quien ve, es un MENTIROSO”.
4. Y esa caridad comienza en casa, con nuestros seres queridos: nuestros hijos y papás, nuestros abuelos y tíos, y demás familiares. Y luego, con nuestros compañeros de colegio, de trabajo y de la parroquia. Y, sobre todo, amemos aquellos que tal vez nos hicieron mal en otro tiempo. El perdón es lo más noble y distintivo de la caridad cristiana. Miremos a Cristo y a tantos santos que perdonaron a sus enemigos: san Esteban, san Ignacio de Antioquía, santa Inés, santa Águeda, beato Miguel Pro, y tantos otros.

Les pido que, en este jueves, como todos los jueves, recemos mucho por todos los sacerdotes del mundo para que siempre seamos fieles y repartamos a manos llenas la caridad de Cristo. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.

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