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Evangelio 22 Octubre | Abrid de par en par las puertas a Cristo

Jueves 22 de octubre

RESUMEN DEL EVANGELIO, 22 DE OCTUBRE
MEMORIA DE SAN JUAN PABLO II

Lucas, 12, 49-53: “He venido a traer fuego a la tierra”. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».
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MI COMENTARIO

Apliquemos este evangelio a san Juan Pablo II el Magno.

Desde el día en que fue elegido nos dimos cuenta del gran fuego que ardía en su corazón cuando gritó ese 22 de octubre de 1978: “¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo Abrid a su potestad salvadora los confines de los Estados, los sistemas económicos y los políticos, los extensos campos de la cultura. de la civilización y del desarrollo. ¡No tengáis miedo! Cristo conoce «lo que hay dentro del hombre». ¡Sólo El lo conoce!”. A San Juan Pablo II le ardía un fuego enorme:
1. El fuego del amor apasionado a Cristo, probado en su nación polaca con ese régimen comunista al que él se opuso tajantemente. Quiso llevar ese fuego de Cristo, primero en su Polonia, y después en toda la Iglesia y en todos los lugares durante sus viajes por el mundo. Efectuó 104 viajes fuera de Italia, en los cuales visitó más de 129 países. Entre los países a los cuales nunca pudo viajar figuran China y Rusia. No le dejaron llevar ese fuego de Cristo. Le dolió hasta lo más profundo de su ser.
2. El fuego de su amor tierno a la Virgen, Nuestra Señora de Czestochowa en Polonia. Y después en todos los países donde visitaba hacía su peregrinación a los santuarios marianos. Cuando vino a México, a los tres meses de ser elegido Papa, visitó a nuestra Morenita, la Virgen de Guadalupe, a la que veneró con admiración y piropos.
3. El fuego de su amor fiel a la Iglesia católica por la que luchó toda su vida por defender y transmitir el verdadero tesoro de la fe, sin cambiar ni un acento. ¡Qué documentos nos ofreció tan ricos y extensos! Necesitamos dos o tres vidas para poder leerlos todos.
4. El fuego de su amor compasivo a los explotados, porque él experimentó en carne propia en su nación, Polonia, la tiranía de esos gobiernos comunistas, inhumanos y crueles. Recordemos ese miércoles 13 de mayo de 1981, en la plaza de San Pedro de la Ciudad del Vaticano. Mehmet Ali Ağca disparó contra el papa cuatro veces mientras este entraba en la plaza. Posteriormente en diciembre de ese mismo año, el papa fue a perdonar en la cárcel a Ali Ağca por haber intentado asesinarlo.
Pidamos en este día, en que celebramos su memoria, que interceda por la Iglesia, por el Papa Francisco, por todo el mundo, por todos nosotros. Saludo en este jueves especialmente a todos los sacerdotes del mundo y que ahora me están escuchando. Les encomiendo a san Juan Pablo II, modelo de sacerdote santo y apóstol. Les mando la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.