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Evangelio 17 Mayo | Yo he vencido al mundo

LUNES 17 DE MAYO

RESUMEN DEL EVANGELIO, LUNES 17 DE MAYO

Juan 16, 29-33: En aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús: «Ahora sí que hablas claro, y no dices ninguna parábola. Sabemos ahora que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte. Por esto creemos que has salido de Dios». Jesús les respondió: «¿Ahora creéis? Mirad que llega la hora (y ha llegado ya) en que os dispersaréis cada uno por vuestro lado y me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo».
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MI COMENTARIO

En esta semana anterior a Pentecostés se nos invita a hacer un retiro en el Cenáculo de nuestra casa o de nuestra parroquia, con María y los apóstoles, para prepararnos a la venida del Espíritu Santo. Como pasó en el primer Pentecostés, el Espíritu actuará y hará milagros en y por nosotros, si somos dóciles a sus divinas inspiraciones.

1. Para entender este evangelio, tenemos que ver el contexto en que vivían las primeras comunidades de ese tiempo. Unos negaban la divinidad de Jesús. Otros, la humanidad. Había clima de agresividad y herejía. Por eso, había cristianos que sentían miedo de confesar su fe en Jesús con valentía. Jesús les llama la atención al notar su fe débil y titubeante.
2. ¿Cómo está nuestra fe en Jesús? ¿Es viva, luminosa, valiente? Cada uno tiene hoy que reflexionar.
a) Si tengo fe en Jesús, por qué no leo todos los días un poco los santos evangelios, donde él me habla.
b) Si tengo fe en Jesús, por qué falto a la santa misa, donde él se me ofrece y me alimenta con su Cuerpo y Sangre.
c) Si tengo fe en Jesús, por qué no me confieso, donde él me perdona mis pecados con tanta misericordia.
d) Si tengo fe en Jesús, por qué no creo en la Iglesia que él ha fundado, y en su vicario, el Papa.
e) Si tengo fe en Jesús, por qué no veo su imagen en el prójimo que está a mi alrededor.
f) Si tengo fe en Jesús, por qué cuando paso por dificultades de todo tipo: familiares, laborales…por qué no elevo mi pensamiento y mi oración a él, que todo lo sabe y me dará la fuerza para seguir adelante y superar esas dificultades.

Pidamos al Espíritu Santo en esta semana previa a Pentecostés que nos llene de sus dones y de sus frutos, para que nuestra fe en Jesús sea firme, fuerte y convencida y sepamos dar testimonio de él por todas partes. Les mando a todos la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.