17 de junio
RESUMEN EVANGELIO MIÉRCOLES 17 DE JUNIO, MATEO 6, 1-6-16-18: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
»Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
»Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará».
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MI COMENTARIO
Cristo nos recomienda tres prácticas concretas: limosna, oración y ayuno. ¿Qué hay detrás de estas prácticas y cómo debemos vivirlas?
1. Limosna o caridad con los pobres y necesitados, viendo a Cristo en ellos. Y hacer la limosna con discreción, para agradar a Dios y no a los hombres. Así construiríamos una sociedad más humana y cristiana. Habría más sonrisas y menos caras tristes. ¡Atrévete! No hay santo en el cielo que no haya vivido esta caridad con los pobres: Teresa de Calcuta, Martín de Porres, Francisco de Asís, y otros mil.
2. Oración, desde el corazón y con la Palabra de Dios en las manos. Oración humilde, confiada, atenta y perseverante. Al levantarnos, al acostarnos, al empezar nuestro trabajo. Basta ofrecer lo que hacemos; eso es oración. Oración para adorar, agradecer, pedir perdón y pedir lo que más necesitamos para nosotros y para todos, en vista a nuestra santificación y salvación del alma. No hagamos nuestra oración para que nos vean. Esta oración no llega a Dios.
3. Ayuno, es decir, pequeñas renuncias en gustos, comidas, para que así nuestro cuerpo no sea caprichoso y esté más fuerte y resistente a las tentaciones del enemigo. Repasemos la vida de los monjes del desierto y de los conventos para inspirarnos en esos ayunos. Tantos se privan de alimentos para hacer dieta corporal, y nosotros, ¿no somos capaces de privarnos de alguna cosa en exceso? Cristo hizo ayuno 40 días en el desierto.
Reflexionemos hoy sobre estas prácticas concretas, que implican unas actitudes interiores: rectitud de intención, confianza en Dios, corazón orientado a Dios y la caridad. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.