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Evangelio 23 Enero|¡Tú eres el Hijo de Dios!

Evangelio según San Marcos 3,7-12.

Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea.
Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y Sidón.
Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara.
Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo.
Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!».
Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.

RESUMEN EVANGELIO JUEVES 23 DE ENERO, MARCOS 3, 7-12

“Muchos buscaban a Jesús para ser curados”. Jesús es Médico.

1. ¡Qué hermosa escena la de hoy! ¡Cuántos buscaban a Jesús con fe y confianza para pedirle la curación de su cuerpo y de su alma! Con tres detalles:
a) Se trasladan a donde estaba Jesús: hay que acudir a Cristo en nuestra vida. No podemos quedarnos derribados, deprimidos, tristes, tirados en la cuneta de nuestra enfermedad y preocupaciones.
b) Se le echaban encima: tenía prisa, pues la enfermedad es siempre penosa y duele. ¡Qué osadía, qué desesperación! Tú, ¿echas encima, tienes prisa de que Jesús te cure? ¿Cuándo fue la última vez que te echaste encima de Jesús en tu oración fervorosa y humilde?
c) Querían tocarlo: ahí está la fe y la confianza de esas personas que tenían puesta su esperanza en Jesús. Y, ¿tú?
2. Y Jesús, ¿qué hizo? ¡Qué bondad, qué misericordia, qué ingenio!
a) Pide a sus discípulos que le consigan una barca para subir a ella, y así evitar que lo aplastaran.
b) Y desde la barca derramaba su Palabra que curaba, sanaba, animaba. ¡Era Dios! ¡Es Dios! Y Dios lo puede todo.

Piensa hoy en todo esto, amigo. ¿Qué te aqueja? ¿De qué estás enfermo: del cuerpo, del alma, del corazón, de la mente, de la psicología, del afecto? ¿Por qué no acudes con fe y confianza a Jesús? ¿Por qué no te le echas encima con sinceridad en la oración y le cuentas tu mal? ¿Por qué no abres la Biblia para encontrar la Palabra que te salve y te aliente y te cure? Yo que tú haría eso. Te mando en particular la bendición de Dios y te pido reces por el fruto del Congreso que se está teniendo aquí en Veracruz. Un saludo especial a los sacerdotes por ser jueves sacerdotal y a los seminaristas que se preparan para ser sacerdotes santos de Cristo, P. Antonio Rivero, L.C.