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Evangelio 16 Marzo|En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria

Lunes 16 de marzo

RESUMEN EVANGELIO LUNES 16 DE MARZO, LUCAS 4, 24-30: En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente reunida en la sinagoga de Nazaret: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. Os digo de verdad: muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio».

Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero Él, pasando por medio de ellos, se marchó.
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MI COMENTARIO

Valoremos el don del bautismo.

1. Tanto la primera lectura del segundo libro de los reyes, como el evangelio nos invitan en esta cuaresma a valorar el don del bautismo. Los baños curativos de Naamán son un símbolo anticipativo de este sacramento. En ese día del bautismo, Dios nos bañó y nos limpió de la lepra del pecado original y nos hizo profetas, reyes y sacerdotes. ¡Qué gran dignidad! La cuaresma nos despierta para que valoremos el don del bautismo. Y en la Pascua celebraremos nuestro “renacimiento”. El alzar de nuestro cirio encendido en la Vigilia Pascual, los signos bautismales y la renovación de las promesas no pueden quedar en un rito más.
2. Reflexiones en lo que nos convierte el bautismo:
a) En profeta: que tenemos que anunciar la buena nueva y denunciar el mal, para que nos convirtamos y cambiemos de vida. A Cristo no le fue muy bien como profeta en el evangelio de hoy. Hasta querían despeñarlo. No siempre caeremos bien ni nos aplaudirán.
b) Sacerdotes: con ese sacerdocio común de todos los bautizados, para ofrecer todos los sacrificios a Dios para la salvación de la humanidad. El laico poniendo en la patena del sacerdote todos sus dolores, preocupaciones y sufrimientos, está ejercitando su dignidad sacerdotal como laico.
c) Reyes: que irán por este mundo extendiendo el Reino de Cristo que es Reino de amor, de justicia y de paz. Primero en su casa, después en su trabajo o facultad, más tarde en su comunidad parroquial. Por eso, todo bautizado está llamado a hacer apostolado. Está dentro de su DNI de bautizado.

Renovemos hoy el don de nuestro bautismo. Y recemos el Credo, compendio de nuestra fe católica. Pidamos a la Virgen que nos lleve de su mano hacia el Calvario para morir con Cristo a nuestro hombre viejo y así resucitar a nuestro hombre nuevo. Les mando a cada uno en particular la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.