Evangelio 2 Julio | Sígueme

RESUMEN DEL EVANGELIO, VIERNES 2 DE JULIO

Mateo 9, 9-13: En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme». Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?». Mas Él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de: ‘Misericordia quiero, que no sacrificio’. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».
___________________________
MI COMENTARIO

¿Qué podemos aprender de este evangelio? Desentrañemos la vocación o llamado de Mateo por parte de Jesús.

1. Quién lo llama: Jesús, el Hijo de Dios.
2. Para qué lo llama: para que lo siga y le ayude a predicar el evangelio.
3. Por qué lo llama: porque lo ama. No se fijó en sus defectos.
4. Cómo lo llama: con un gran respeto, pero con autoridad: “Sígueme”. Él es el Señor. Mateo podía haberle dicho que no, pero dijo que sí. ¿Qué habrá visto en Jesús?
5. Dónde lo llama: en su trabajo sucio de cobrador de impuestos. No es Jesús el que se mancha por llegar ahí, sino que Él limpia y purifica por donde pasa.
6. Cómo respondió Mateo: con un sí pronto y generoso.
7. Qué supuso la llamada de Jesús a Mateo: un cambio de vida. Él era un publicano, es decir, un pecador conocido, metido en la corrupción con los romanos, cobrando impuestos a los de su sangre, los judíos.
8. Cómo reaccionaron muchos ante la llamada de Mateo: criticaron a Jesús. Pero Jesús defendió a Mateo: “No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. He venido a llamar a los pecadores, no a los justos”.

Repasemos ahora nosotros el momento en que Cristo nos llamó a ser su seguidor, al cambio de vida. ¿Cómo estamos siguiendo a Jesús? ¿Está contento con nosotros? Renovemos nuestro “Sí” a Jesús, sigámosle con alegría, con prontitud, cada uno desde su vocación: como laico, como consagrado, como consagrada, como sacerdote. Cristo necesita manos, pies, bocas, corazones. Pongámonos en sus manos. Les mando la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.

Highlights