LUNES 8 DE MARZO
SAN JUAN DE DIOS FUNDADOR DE LA ORDEN HOSPITALARIA EN EL SIGLO XVI, ESPAÑA
RESUMEN DEL EVANGELIO, LUNES 8 DE MARZO
San Juan de Dios, fundador de la Orden Hospitalaria, dedicada a atender enfermos en hospitales, siglo XVI.
Lucas 4, 24-30: En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente reunida en la sinagoga de Nazaret: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. Os digo de verdad: muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio».
Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero Él, pasando por medio de ellos, se marchó.
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MI COMENTARIO
“Ningún profeta es bien recibido en su pueblo”.
1. ¿Por qué no quisieron recibir a Jesús en su pueblo Nazaret? Bien sencillo. Jesús incomoda, rompe esquemas, destruye tranquilidades, llama “al pan, pan; y al vino, vino”, no sigue lo que hoy llamamos “lo políticamente correcto”, para ganarse a todos. Invita a todos a llevar una vida digna y conforme a la Ley de Dios. Y no todos quieren entrar en este juego de honestidad. Todavía muchos no han aceptado a Cristo como el Mesías salvador mandado por Dios Padre para salvarnos. Quieren un mesías político, triunfante. Y este profeta Jesús ha venido humilde y ha presentado una doctrina difícil de vivir y poner en práctica. Por eso muchos le dejan a un lado.
2. Muchas personas hoy siguen cristianas por fuera y paganas por dentro. Hacen caso a las modas, a las sirenas que atraen, al dinero que suena. Se parecen a esto que alguien de la India contó poéticamente: “Un día estaba sentado cerca del Himalaya, a la orilla de un río. Saqué del agua una piedra hermosa, dura, redonda, y la rompí. Su interior estaba completamente seco. Hacía tiempo que la piedra estaba en el agua, pero el agua no había penetrado en ella. Lo mismo ocurre con los hombres de Europa. Hace tiempo que fluye en torno suyo el cristianismo, pero éste no ha penetrado en ellos”.
3. Desde el día del bautismo somos profetas. Y un profeta anuncia un mensaje recibido de Dios. En nuestro caso, debemos anunciar el mensaje del Evangelio y de la doctrina dogmática, moral y social de la Iglesia. En todas partes: familia, amigos, trabajo, comunidades, etc. No creamos que será fácil nuestra misión. No. No nos harán caso en muchas partes, principalmente entre nuestros familiares y amigos. ¿Qué hacer? Ser valientes, aunque nos critiquen, o se burlen de nosotros. Dios nos dará la fuerza para ser fieles. Preguntemos a nuestro santo español de hoy, a quien llamaban loco por predicar el evangelio de Cristo por todos los rincones de Granada (España, al sur). De hecho, lo metieron en un manicomio y todo y le trataron brutalmente. Dedicó su vida a los enfermos más necesitados, a quienes curaba primero el alma y después el cuerpo.
Cuaresma es tiempo para meditar en nuestros compromisos bautismales, uno de los cuales es el de predicar la doctrina de Cristo y de la Iglesia, porque somos profetas. No es nuestra doctrina, sino la de Cristo. Avivemos el fuego de nuestra fe en Cristo. Así podremos incendiar el mundo con ese fuego de amor y de paz. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.