Evangelio 7 Enero|Comieron todos y se saciaron

EVANGELIO MARTES 7 DE ENERO, MARCOS 6, 34-44: 34: Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.

Cuando ya era muy avanzada la hora, sus discípulos se acercaron a él, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya muy avanzada.

Despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y compren pan, pues no tienen qué comer.

Respondiendo él, les dijo: Dadles vosotros de comer. Ellos le dijeron: ¿Que vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer?

El les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Id y vedlo. Y al saberlo, dijeron: Cinco, y dos peces.
Y les mandó que hiciesen recostar a todos por grupos sobre la hierba verde.

Y se recostaron por grupos, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta.

Entonces tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y repartió los dos peces entre todos.

Y comieron todos, y se saciaron.

Y recogieron de los pedazos doce cestas llenas, y de lo que sobró de los peces.

Y los que comieron eran cinco mil hombres.
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MI COMENTARIO

Dios es amor, es uno de los mensajes de las lecturas de hoy.

1. Es la mejor definición que podemos decir de Dios. Tenemos que agradecérsela a san Juan, el discípulo amado de Jesús en su primera carta que hoy leemos. Sabemos que también Dios es Creador, Providencia, Señor, Dueño. Pero la definición más hermosa de Dios es esta. “Dios es amor”.
2. Y este amor de Dios se encarnó en Cristo, se hizo visible y tangible en Cristo. Todo lo que Cristo hizo al venir a este mundo fue derramar el amor del Padre a todos los hombres. Basta leer el evangelio, basta mirar la Eucaristía y vivir los sacramentos. Todo fue motivado por el amor. El regalo que nos hizo con su Madre Santísima, con la Iglesia fue todo por amor.
3. Y hoy en el evangelio se nos narra la multiplicación de los panes y pescados. ¿Por qué Cristo multiplicó esos pocos panes y peces? De nuevo, por amor. Un amor que ve la necesidad de los hombres. Un amor que siente compasión al vernos necesitados y hambrientos. Un amor que soluciona ese problema, pero que pide nuestra pequeña colaboración, hecha y amasada por el amor. Sólo el egoísta se come solo en un rincón sus cinco panes y los dos pescados. El hombre que ama comparte y reparte de lo mucho o poco que tiene.

Es hora de auscultar nuestro corazón: ¿derramo a mi alrededor el amor de Dios hecho ternura, bondad, solidaridad, perdón, sonrisa? Acercándome a mi hermano, ¿arranco de él una lágrima de alegría o un gesto de rechazo por mi terrible egoísmo? Pidamos a Dios que nos envuelva en su amor, para que podemos ser portadores de su amor. Si así viviéramos estaríamos adelantando el cielo. Pidamos hoy la intercesión de san Raimundo de Peñafort, cuya memoria celebramos, que puso sus talentos de jurista y abogado, predicador, confesor y profesor al servicio de sus hermanos. Si esto no es amor, ¿qué es amor? Les mando a cada uno de ustedes la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.

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