Evangelio 7 Agosto |Si alguno quiere seguirme nieguese a si mismo cargue con su cruz y sigame

7 de agosto, san Cayetano, patrono del pan y del trabajo.

RESUMEN DEL EVANGELIO, VIERNES 7 DE JULIO, MEMORIA DE SAN CAYETANO, EL PATRONO DEL PAN Y TRABAJO
Mateo 16, 24-28: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues, ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O, ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino».
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MI COMENTARIO

¿De qué estamos más preocupados: sólo del cuerpo que es mortal y pasajero, del pan y trabajo, que hoy tengo y mañana lo puedo perder…o del alma, que es inmortal, creada por Dios?

1. No es que el cristiano desprecie el cuerpo como los maniqueos, o el pan y el trabajo, bendiciones de Dios para llevar una vida humana digna. No. La Iglesia siempre ha apoyado la dignidad de nuestro cuerpo, del pan y del trabajo. Siempre ha apoyado y creado obras de solidaridad y caridad con los pobres y necesitados. Ha trabajado en hospitales, hospicios. ¡Cuántos sacerdotes y monjas han lanzado fundaciones para socorrer a esos Cristos hambrientos y sufrientes!
2. La pregunta que hoy nos haría Cristo es esta: al igual que cuidamos nuestro cuerpo (basta ver cómo cuidamos hoy nuestra salud, ante el Covid-19), ¿cuidamos también nuestra alma? ¿Cómo? Con la oración, los sacramentos, medicinas y vacunas para mantenernos sanos y robustos.
3. El ejemplo del santo que hoy celebramos nos dará la respuesta, san Cayetano, sacerdote italiano fundador de la Orden de Clérigos Regulares Teatinos, de finales del siglo XIV. Es conocido como patrono del pan y del trabajo, muy querido por el Papa Francisco y cada 7 de agosto miles de argentinos llegan hasta el principal santuario ubicado en el barrio de Liniers en Buenos Aires. Los miembros de su orden repartían todos sus bienes entre los más pobres, al punto que muchas veces se quedaban sin que comer. Pero san Cayetano socorría cuerpos y almas. Eso es lo que debemos hoy pedirle a este santo: que nos preocupemos del cuerpo y del alma. Del cuerpo, que es templo de Dios, y llamado a la resurrección. Y del alma, inmortal.

Pidamos con fe y confianza a san Cayetano que interceda por quienes no tienen pan y trabajo. Así podremos llevar todos una vida digna. ¡Oh glorioso San Cayetano Padre de la Providencia!, no permitas que en mi casa me falte la subsistencia y de tu liberal mano una limosna te pido en lo temporal y humano. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.