Evangelio 5 Noviembre|He encontrado la oveja que se me había perdido

Jueves 5 de noviembre

RESUMEN DEL EVANGELIO, JUEVES 5 DE NOVIEMBRE
LUCAS 15, 1-10: En aquel tiempo, todos los publicanos y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Éste acoge a los pecadores y come con ellos».

Entonces les dijo esta parábola. «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido’. Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.

»O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido’. Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».
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MI COMENTARIO

Dios es misericordioso y nos perdona siempre.

1. Hoy con este evangelio tocamos el corazón del evangelio: DIOS ES MISERICORDIOSO con quienes están arrepentidos. Las dos imágenes que Jesús nos narra nos llegan al alma y nos conmueven: la oveja perdida y encontrada, y la moneda perdida y encontrada. Dios se alegra cuando el pecador se arrepiente y vuelve al buen camino. Siempre encontrará el corazón de Dios abierto.
2. ¿Qué verdades hay detrás de este evangelio?
a) Que somos débiles y pecadores, cuando nos dejamos llevar por los grandes enemigos de nuestra santidad: mundo, demonio y pasiones desordenadas. Tenemos que reconocernos así, pecadores necesitados de la misericordia de Dios.
b) Que Dios siempre nos busca, nos espera y nos perdona, sin pedirnos cuenta de nuestros pecados.
c) Que cada vez que nos reconciliamos con Dios en la confesión hay una gran fiesta en el cielo. El corazón de Dios se alegra infinitamente.
d) Que la misericordia de Dios nos compromete a vivir dignamente, como hijos de Dios. Una vez confesados, somos hombres nuevos, que llevamos en nosotros el reflejo de la santidad de Dios
3. Y un compromiso más que podemos sacar de estos evangelios de la misericordia de Dios es el siguiente: seamos misericordiosos con nuestros hermanos, sepamos perdonar a quienes nos han ofendido. No seamos mezquinos de corazón. Si no perdonamos a nuestros hermanos, Dios no nos perdonará. Si hubiera alguien a quien no hemos perdonado, HOY es el día para ofrecerle nuestro perdón generoso y alegre.

Que María, madre de la misericordia, nos ayude a vivir este aspecto central de nuestra fe católica: la misericordia. Que Ella nos prepare el camino para llegar a ese Padre lleno de misericordia que nos espera con tanto cariño. Les mando a cada uno de ustedes la bendición de Dios. P. Antonio Rivero, L.C.

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