Miércoles, 5 de agosto
RESUMEN DEL EVANGELIO, 5 DE AGOSTO
Mateo 15, 21-28: Jesús partió de allí y se retiró al país de Tiro y de Sidón.
Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio».
Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: «Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos».
Jesús respondió: «Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel».
Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!».
Jesús le dijo: «No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros».
Ella respondió: «¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!».
Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!». Y en ese momento su hija quedó curada.
_______________________________
MI COMENTARIO
La fe arranca los milagros de Dios. Así le pasó a esta mujer extranjera, no judía.
1. Jesús, antes del milagro, prueba a esta mujer que le pedía un exorcismo para su hija, pues tenía un demonio. ¿Cómo la prueba?
a) Hace ver que no ha oído.
b) Luego le pone unas dificultades que parecen duras: ¡fuera, pues yo he venido para curar a los judíos -los hijos-, no a los paganos -que son los perritos! Dura y humillante prueba.
c) Y ante la fe fuerte de esta mujer, que no se desanima ante la prueba, Jesús la alaba y cura a su hija.
2. Esta mujer pagana es un modelo para nosotros, que somos practicantes en nuestra fe. ¿Cuántas virtudes juntas en el corazón de esta pobre y sufrida mujer? Su oración de súplica está llena de fe, de confianza y de humildad. Por eso, Jesús alaba la fe de esta extranjera, en contraposición a los judíos, los de casa, a los que se les podría suponer una fe mayor que a los de fuera. Nosotros somos “los de casa”. Ojalá que nuestra fe en Dios sea también así: llena de humildad y confianza, recia y perseverante, que no sabe desanimarse ante las negativas o esperas del Señor.
3. Hoy día necesitamos estos milagros: la pandemia nos azota, los enemigos de nuestra fe están destruyendo iglesias y profanando sagrarios, algunas familias tienen a sus hijos con los siete demonios dentro, países y gobiernos ateos que no se rinden ante Dios y están emitiendo leyes contrarias a la fe y a la moral, muchos han dejado de ir a la iglesia y de pedir los sacramentos. ¿Qué hacer? ¿Cómo exorcizar este nuestro mundo? Esta mujer extranjera del evangelio nos da ejemplo: con la fe humilde y confiada logramos abrir el corazón sanador de Cristo.
Revisemos hoy nuestra fe y digamos a Jesús: “Creo, pero aumenta mi fe”. Nuestra fe convence a Dios y nos hará el milagro, tarde o temprano. María, mujer de fe, intercede por nosotros. Les mando a cada uno de ustedes mi bendición sacerdotal, P. Antonio Rivero, L.C.