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Evangelio 4 Febrero |Fueron a predicar exhortando la conversión

JUEVES 4 DE FEBRERO

RESUMEN DEL EVANGELIO, JUEVES 4 DE FEBRERO

Marcos 6, 7-13: En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; sino: «Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas». Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos». Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
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MI COMENTARIO

Jesús hace partícipe de su misión salvadora a hombres, a estos primeros apóstoles. Después también a nosotros bautizados.

1. Misión que les da a los apóstoles: ir por todo el mundo a evangelizar, llevar la buena nueva del evangelio que escucharon a Jesús durante esos tres años de convivencia con el Maestro y Señor. Llama a hombres con cualidades y defectos, los capacita, los motiva y los envía en su nombre. Cristo necesita manos, pies, ojos, bocas para llevar su mensaje de salvación. Se hace ayudar. Busca quien colabore en la tarea de la evangelización.
2. Y en esta misión les recomienda un estilo de austeridad y pobreza, de modo que no pongan énfasis en los medios humanos, económicos o técnicos, sino en la fuerza de Dios que Él les transmite. Malo que un discípulo de Jesús ponga su confianza en sus fuerzas humanas o técnicas. Seríamos contagiados del virus de la vanidad, afán de sobresalir y ser famosos, y nos olvidaríamos de la razón de nuestra evangelización: que conozcan a Cristo, lo amen y lo sigan. Y no, que se fijen en nosotros.
3. También a cada bautizado Jesús invita a esta misión de evangelización. Primero en la propia casa, con sus hijos, hablándoles de Dios, enseñándoles los mandamientos. Después, en el trabajo y con los amigos. Más tarde, en la parroquia y en los diversos movimientos. ¿Qué hay que hacer? Misionar, evangelizar, llevar el evangelio a todos los hombres y a cada corazón. Nadie puede ir a la tumba sin haber escuchado la palabra de Jesús, sin haber conocido a Jesús, el Hijo de Dios y Salvador. También a nosotros nos invita Jesús a ir con lo esencial, sin acumular “bastones, sandalias, túnicas y mil medios técnicos”. La madre Teresa de Calcuta necesitaba mucho dinero y medicina para dar de comer y curar a los pobres más pobres…pero vivía apoyada en la gracia de Dios, sin buscar seguridades y prestigios humanos. Preparémonos: en algunos lugares nos harán caso y nos escucharán. En otros, no, y nos cerrarán la puerta. ¿Qué hacer? Seguir evangelizando con fe y esperanza.

¡Qué noble y hermosa misión tenemos todos los bautizados! Con el ejemplo y con la palabra. Y cada uno desde su vocación: a tiempo completo en cuerpo y alma, los consagrados y sacerdotes. Los laicos como laicos, ofreciendo su trabajo y fatiga, y dándose tiempo al mes para hacer algo de apostolado en catequesis, en medios de comunicación, en misiones, para llevar el mensaje de Cristo por todos los rincones. Esto es lo que pediré hoy a Dios por cada uno de ustedes, amigos. Llevando la palabra de Dios expulsaremos muchos demonios, ungiremos con el aceite de la caridad a los enfermos y quedarán curados. Les mando a cada uno de ustedes la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.