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Evangelio 28 Septiembre | El que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado

RESUMEN DEL EVANGELIO, LUNES 28 DE SEPTIEMBRE
Lucas 9, 46-50: En aquel tiempo, se suscitó una discusión entre los discípulos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor».

Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros». Pero Jesús le dijo: «No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros».
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MI COMENTARIO

¿Cómo tratamos a los niños hoy?

1. En tiempo de Jesús, como escribí en mi libro sobre Jesucristo, el niño no valía nada, se le soportaba porque iba a crecer, pero nada más. No eran contados como personas. Su presencia nada significaba en la sinagoga, ni en parte alguna. Parecía que el llegar a viejo era la cima de los méritos. Sin embargo, Cristo vino a hacer una auténtica revolución, como en tantos otros puntos. Donde prevalecía la astucia, entronizaría la sencillez; donde mandaba la fuerza, ensalzaría la debilidad; en un mundo de viejos, pediría a los suyos hacerse como niños. Y el niño es el más grande en el Reino de los cielos. ¿Cómo sonaría esto a los que le escuchaban a Jesús?
2. Veamos hoy cómo algunos están tratando a los niños:
a) Los matan en el aborto.
b) Abusan de ellos sexualmente, incluso tristemente algunos miembros de la Iglesia o maestros de escuela o doctores en hospitales.
c) Los meten en tráfico de droga.
d) Los llevan y los entrenan con armas ya en el ejército, siendo todavía niños.
e) Los esclavizan en trabajos forzados, sin posibilidad de educación en escuela.
f) En algunas familias los golpean, les gritan…abuso de autoridad a todas horas.
g) Etc.
3. Sabemos las terribles palabras de Cristo para quienes abusen o maltraten a los niños: «Pero al que escandalice a uno de estos pequeños, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar» (Mt, 18,6 ss).

Hoy te aconsejo, si tienes hijos pequeños, que los mires a los ojos. Verás en ellos un horizonte de cielo, de pureza, de inocencia. Dales un abrazo, un beso, una palabra de cariño. Y si les has ofendido, pídeles perdón de todo corazón. Y ojalá que alimentemos en nuestro corazón ese niño que todos deberíamos tener dentro. Los niños huelen todavía a manos de Dios creador. ¡No maniatemos a ese niño que llevamos dentro con nuestras importancias; no lo envenemos con nuestras ambiciones y malicias! ¡Reconquistemos la inocencia y la pureza! Por la pequeña puerta de la infancia se llega hasta el mismo corazón del gran Dios…pues la puerta del cielo está hecha para niños y para los que nos hagamos como los niños. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.