Evangelio 27 Octubre | El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza

MARTES 27 DE OCTUBRE

RESUMEN DEL EVANGELIO, MARTES 27 DE OCTUBRE

Lucas 13, 18-21: En aquel tiempo, Jesús decía: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas». Dijo también: «¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo».
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MI COMENTARIO

¿Cuál es el estilo de Dios en nuestro mundo y en nuestra vida?

1. A nosotros nos gusta de ordinario lo espectacular, lo que hace ruido y apantalla, lo solemne y lo que es rápido. Basta mirar un poco las redes sociales. El mundo de los artistas, cineastas; el mundo de los negocios y empresas; el mundo de la política, ahora que estamos en elecciones en varios países…ahí están probándonos esto.
2. El estilo de Dios es bien distinto. Dios se sirve de medios que humanamente parecen insignificantes, pero consigue frutos muy notables. La Iglesia empezó en Israel, pueblo pequeño en el concierto político de su tiempo, animada por unos apóstoles que eran personas muy sencillas, en medio de persecuciones que parecía que iban a ahogar la iniciativa de salvación que quería Dios. Dios no comenzó en la Grecia ilustre y artística, ni en la Roma guerrera e imperialista, en el Egipto seductor. En la sencilla Palestina. Y, ¿qué pasó? Ese grano de mostaza y ese poco de levadura, que es la fe cristiana, silenciosa y humilde, fue transformando a todo el mundo conocido y creció hasta ser un árbol en el que anidan generaciones y generaciones de creyentes. Entre ellos tú y yo. Así crecen las iniciativas de Dios. Las palabras de Jesús siguen fermentando los campos y almas que se abren a su mensaje. Exige de nosotros paciencia, silencio, riego con el agua de la oración. No buscamos aplausos, sino llevar el mensaje de Jesús para que nuestro mundo sea vivificado por el Espíritu. Y no debemos desalentarnos por las apariencias de fracaso o de lentitud. La Iglesia sigue creciendo poco a poco con la fuerza de Dios y la fe de nosotros, cristianos.
3. Abramos nuestro corazón para que la gracia de Dios siga haciendo crecer en nosotros ese grano pequeño de mostaza para que llegue a ser un árbol lleno de buenos frutos de santidad y virtud. Y seamos también levadura que fermenta la masa de nuestra familia, de nuestros hijos, de nuestras comunidades y parroquias. Transformemos este mundo en un cielo nuevo y en una tierra nueva donde reine la caridad, la justicia, la honestidad y la paz. No caigamos nosotros en la pereza y conformismo. Estamos destinados a crecer y a producir fruto, a ser levadura en el ambiente en que vivimos. Y arranquemos de nosotros los cardos, las ortigas y las hojas secas.

Miremos a la Virgen Santísima. En ella la semilla produjo el más hermoso de los frutos: Jesús, que en 33 años dejó su semilla maravillosa que después de 21 siglos todavía sigue creciendo por todas partes. Ayudemos a Cristo a llevar su mensaje de salvación por este nuestro mundo. Les mando la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.