24 de mayo, ASCENSIÓN DEL SEÑOR A LOS CIELOS
RESUMEN DEL EVANGELIO DÍA DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR, MATEO 28, 16-20: En aquel tiempo, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron. Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».
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MI COMENTARIO
¿Qué significa y a qué nos invita este misterio glorioso de Cristo?
1. La Ascensión de Cristo a los cielos es la conclusión de su misión aquí en la tierra. Vuelve a su Padre para darle cuenta de esta misión cumplida hasta el final. Y antes de irse encomienda a sus apóstoles, y también a nosotros, el continuar con su misión salvadora: “Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo cuanto yo les he mandado”. ¡Misión noble y divina! Y les promete su compañía, de otra manera, la sacramental, que solo vemos con la fe: “Estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”. Cristo deja todo bien atado. Y ahora comienza la misión de la Iglesia.
2. Y a nosotros, ¿a qué nos compromete esta fiesta o solemnidad? Por una parte, a mirar hacia el cielo, nuestra patria; a hacer todo nuestro trabajo para ganar ese cielo y poder disfrutar de la presencia de Dios y de los santos. Y, por otra parte, a evangelizar para que quienes pasen a nuestro lado también conquisten ese cielo. ¡Qué pena quienes no creen en el cielo y solo viven mirando para el suelo!
Es una fiesta, por tanto, que nos llena de alegría: Cristo sube al cielo también para prepararnos un lugar, después de haber luchado aquí en la tierra, ofreciendo a Dios nuestro trabajo, nuestro sufrimiento y nuestra alegría. Y ahora preparémonos para la solemnidad de Pentecostés que celebraremos el próximo domingo, donde nos volverá a dar ánimo enviándonos al Espíritu Santo que nos explicará todo y nos alentará en nuestra misión de seguidores de Cristo. Que María, desde el cielo, nos acompañe en estas fiestas. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.