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Evangelio 24 Febrero|No se dará más señal que la de Jonas

MIÉRCOLES 24 DE FEBRERO

RESUMEN DEL EVANGELIO, MIÉRCOLES 24 DE FEBRERO
Lucas 11, 29-32: En aquel tiempo, habiéndose reunido la gente, Jesús comenzó a decir: «Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás».
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MI COMENTARIO

De nuevo Dios, a través de su profeta Jonás, nos llama a la CONVERSIÓN. Cuaresma, tiempo para convertirnos.

1. ¿Qué es la conversión? Es volver a Dios, con la mente y con el corazón, cuando uno se ha extraviado. Todos nuestros pensamientos, criterios, afectos, decisiones tienen que estar en la línea de Dios y no en la línea del mundo, como aconteció a Nínive, ciudad a donde Dios mandó al profeta Jonás que les gritara que se convirtiesen, para no mandarles el justo castigo.
2. ¿Qué tipos de conversión? Está la conversión moral, cuando uno lleva una vida desenfrenada en drogas, sexo, crimen, infidelidades matrimoniales o sacerdotales. Está la conversión intelectual, cuando uno encontró la religión católica y se abre a ella y se convierte, como le sucedió a la filósofa Edith Stein, hoy santa Teresa Benedicta de la Cruz, carmelita matada por los nazis en los campos de concentración en Auschwitz (Polonia).
3. ¿Por qué y para qué debemos convertirnos? Para que Dios nos pueda ofrecer la salvación gratuita, y para experimentar en nuestra alma la paz y la auténtica felicidad.
4. ¿A qué debemos convertirnos? Cada uno tiene que ver de qué pie cojea, dónde está su talón de Aquiles. El soberbio debe convertirse en humilde. El mentiroso, en hombre de la verdad. El glotón en hombre comedido y templado. El lujurioso en persona pura. El hipócrita en hombre auténtico. El irascible en hombre paciente. El avariento y tacaño en hombre generoso. El perezoso en hombre esforzado y trabajador, etc.
5. Ejemplos de santos cuya conversión fue muy sonada: santa María Magdalena, san Agustín de Hipona, san Francisco de Asís y san Francisco Javier…a quienes Dios les tocó el corazón y se abrieron a la conversión de vida.
6. ¿Qué frutos y efectos experimentamos con la conversión? Alegría de Dios, y paz interior. Y al final, la salvación eterna de nuestra alma. ¡Poca cosa!

Pidamos a María Santísima que nos siga ayudando durante esta cuaresma a acompañar a su hijo Jesús con la oración, el ayuno y las obras de misericordia. Así lograremos la conversión que Dios nos pide en este tiempo de gracia. Les mando a cada uno de ustedes, P. Antonio Rivero, L.C.