Evangelio 23 Noviembre|Esten alerta

RESUMEN DEL EVANGELIO, MARTES 23 DE NOVIEMBRE
BEATO MIGUEL PRO, JESUITA MEXICANO, MÁRTIR DE LA GUERRA CRISTERA. LE MATARON EL 23 DE NOVIEMBRE DE 1927

Lucas 21, 5-11: En aquel tiempo, como dijeran algunos acerca del Templo que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida».

Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Estad alerta, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato». Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo».


MI COMENTARIO

A partir de hoy, y hasta el sábado, leeremos el discurso escatológico de Jesús, es decir, el que nos habla de los acontecimientos futuros y los relativos al fin del mundo. Esto es coherente con esta semana, la última del año litúrgico, que hemos iniciado con la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, el domingo pasado.

Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús responde preguntas sobre el fin del mundo. ¿Cuándo vendrá? ¿Qué es lo que sucederá? ¿Por qué los primeros cristianos estaban interesados en estas preguntas? La respuesta más simple y profunda es que habían experimentado el fin del mundo, precisamente con la muerte y resurrección de Jesús. ¿Cuándo fue la última vez que pensaste en el fin del mundo? ¿Te da miedo pensar en esta realidad que vendrá, aunque no sabemos cuándo?

La ruina de Jerusalén que cuenta Jesús y que sucedió el año 70 de nuestra era, cuando las tropas romanas de Vespasiano y Tito la destruyeron, nos hace humildes el ver qué caducas son las instituciones humanas en las que tendemos a depositar nuestra confianza, con los sucesivos desengaños y disgustos. Los judíos estaban orgullosos -y con razón- de la belleza de su capital -Jerusalén- y de su templo, construido por el rey Herodes. Pero todo se derrumbó.

Ahora pensemos en nosotros, y en el final del mundo. ¿Qué nos enseña la Iglesia?

  1. Que vendrá el fin del mundo.
  2. Que no sabemos cuándo.
  3. Todo es efímero. Las cosas son de usar y tirar. Nada permanece. Todo pasa. El primer templo construido por Salomón fue destruido posteriormente por Nabucodonosor. El templo construido por Zorobabel va a ser el anterior al que contempló Jesús con sus propios ojos y que sería destruido unos años más tarde por Tito en el año 70 de nuestra era. Sobre sus ruinas se construyó la mezquita de Omar que sobrevive hasta hoy. Es todo como una parábola de la historia misma. La fragilidad y la caducidad de las empresas humanas contrastan con la fidelidad, solidez y eternidad de Dios.
  4. Que tenemos que tener las maletas preparadas y con el alma limpia de pecado, con el corazón lleno de paz y caridad, habiendo cumplido nuestros deberes de estado.
  5. Que tenemos que vivir nuestra vida en vigilancia y en la confianza en Dios, pues Él no nos fallará. Nos ha dejado los sacramentos de la Iglesia, la Virgen María como Madre. Dejemos el miedo.

Que en esta semana pensemos serenamente en esto, sin asustarnos. Pongamos nuestra vida, nuestra familia, nuestros proyectos en manos de Dios. Él no falla. “No andéis inquietos por el mañana; a cada día le basta su propio afán”. Les mando la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.

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