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Evangelio 22 Junio |La vara con la misas serás medido

22 de junio

RESUMEN EVANGELIO LUNES 22 DE JUNIO, MATEO 7, 1-5: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: ‘Deja que te saque la brizna del ojo’, teniendo la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano».
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MI COMENTARIO

SANTO TOMÁS MORO, patrono de los gobernantes y políticos. Nació en Londres el 1478. Estudió en Oxford y en Londres. Fue un gran humanista, amigo de Erasmo y de Luis Vives. Pensó algún tiempo en la vida monástica, y por fin, leyendo La Ciudad de Dios de San Agustín, decide ser ciudadano de la ciudad celeste sin apartarse de la terrestre.

Mensaje para hoy: caridad de pensamiento, de palabra y de corazón.

1. Solemos de ordinario pensar mal, juzgar y criticar de los demás. Es un instinto que tenemos todos. ¿Causas? Nos hicieron el mal, por envidia. Solemos ver la paja, el pequeño o el gran defecto de los otros, sin fijarnos que también nosotros tenemos defectos, vigas y hasta montañas de defectos. De lo que haya en el corazón, juzgará mi boca y mi mente. Y Cristo hoy nos dice bien claro: “No juzguen…la medida que usemos con los demás, Dios la usará con nosotros”.
2. Es mejor ser misericordioso, perdonar, pensar bien, hablar bien. ¿Que vemos defectos en los demás? Recemos por ellos. Y si son nuestros amigos, hablemos en particular con ellos, para ayudarle a quitar esos defectos, si son graves y notorios.
3. El santo que hoy celebramos, y que era el primer ministro del rey adúltero de Inglaterra, Enrique VIII, nos puede ayudar. No juzgó a su rey. Pero tampoco condescendió con su pecado de adulterio con Ana Bolena. Moro se niega a firmar el Acta de Sucesión y de Supremacía, por la que se proclama el rey Cabeza de la Iglesia Anglicana y la independencia de Roma, y por supuesto, su sí al divorcio del rey para casarse con Ana Bolena. Moro acata la autoridad civil del rey, no le critica, pero no quiere ser infiel a su conciencia. Poco después, Tomás Moro es juzgado y encerrado en la Torre de Londres; muchos le piden que firme, que ceda, aunque sea disimulando, pero su conciencia no se lo permite, «prefiere ser discípulo del Señor antes que del Rey». Su hija Margarita lo visita con frecuencia; rezan juntos, piensan en el cielo. El 16 de julio de 1535 fue decapitado.

Pidamos al Sagrado Corazón nos conceda una caridad llena de misericordia en nuestros pensamientos, juicios, palabras y afectos. ¡Feliz semana! Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.