RESUMEN DEL EVANGELIO, LUNES 19 DE OCTUBRE
SAN PABLO DE LA CRUZ, FUNDADOR DE LOS PASIONISTAS (siglos XVII-XVIII)
Lucas 12, 13-21: Evitemos la avaricia en nuestra vida
En aquel tiempo:
Uno de la multitud le dijo: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia».
Jesús le respondió: «Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?».
Después les dijo: «Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas».
Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho,
y se preguntaba a sí mismo: ‘¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha’.
Después pensó: ‘Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes,
y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida’.
Pero Dios le dijo: ‘Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?’.
Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios».
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MI COMENTARIO
1. Jesús rehúsa hacer de árbitro en asuntos de política o de economía. Lo que le interesa es evangelizar y llamar la atención sobre los valores más profundos, como en este caso, en que la pregunta le sirve para dar su lección: “Guárdense de toda clase de avaricia”. La codicia o la avaricia, el afán inmoderado de dinero, o los peligros de la riqueza, es uno de los aspectos que Lucas más veces trata en su evangelio. Tal vez, cuando él escribía su evangelio y los Hechos de los apóstoles, en la comunidad habían entrado personas de buena posición social, creando algunos inconvenientes. Por eso insiste en el desprendimiento y uso del dinero.
2. La parábola que Jesús cuenta es sencilla, pero expresiva. Uno se imagina al buen terrateniente satisfecho con su cosecha, haciendo planes para el futuro. Jesús le llama “necio”. Su estupidez consiste en que ha almacenado cosas sin importancia, que le pueden ser quitadas hoy mismo, e irán a parar a otros. Mientras que él se quedará en la presencia de Dios con las manos vacías. ¿De qué le habrá valido sacrificarse y trabajar tanto?
3. Una de las idolatrías hoy día es el dinero. ¡Cuidado! La codicia puede ser de dinero, pero también de fama, poder, placer, ideologías, afán organizativo, éxitos… Pero es una idolatría, porque ponemos nuestra confianza en algo frágil y caduco, y no en valores duraderos. Y eso nos bloquea para otras cosas más importantes. No nos deja ser libres, ni ser solidarios con los demás, ni estar abiertos ante Dios. La lección de Jesús es clara: NO SE PUEDE SERVIR A DOS SEÑORES, a Dios y al dinero.
Seamos ricos en caridad y en virtudes, y no en cosas que hoy tenemos y mañana desaparecen. Además, nada nos llevaremos a la tumba, a no ser las cosas buenas que hemos hecho por Dios y por nuestros hermanos. Feliz semana. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.