VIERNES 19 DE FEBRERO
RESUMEN DEL EVANGELIO, VIERNES DESPUÉS DE CENIZA, 19 DE FEBRERO
Mateo 9, 14-15: En aquel tiempo, se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?». Jesús les dijo: «Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán».
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MI COMENTARIO
El ayuno, ¿qué es, por qué ayunamos, en qué debemos ayunar, que ganamos con el ayuno?
1. Parece que Jesús no le da tanta importancia al ayuno exterior. El estilo de Jesús es sobre todo la alegría. Se compara a sí mismo con el novio, y esto nos recuerda espontáneamente la fiesta y no precisamente el ayuno. Pero también anuncia que “se llevarán al novio y entonces ayunarán”.
2. Tampoco nosotros debemos conformarnos con un ayuno meramente externos. Sería muy superficial quedarnos en cosas externas: color morado, nada del canto de aleluya, pequeñas privaciones de alimentos. Tenemos que profundizar en el sentido del ayuno y no quedarnos en ritos exteriores.
3. El ayuno debería conducirnos a una apertura mayor para con los demás. Ayunar para dar a los pobres, a los enfermos, a los necesitados. El ayuno cuaresmal tiene que ir unido a la caridad, a la justicia, a la ayuda concreta a los más marginados, a la amnistía concedida a los tenemos “secuestrados”, por el odio y el resentimiento en nuestro corazón. No cerrarnos a los miembros de nuestra familia, de nuestra comunidad, que son los que más nos cuesta aceptar, porque están más cerca.
4. Respondamos a esas preguntas que hice al inicio:
a) Qué es el ayuno: una estupenda práctica que nos enseñó Cristo, los monjes del desierto y tantas personas cristianas.
b) Por qué ayunamos: para imitar a Cristo y sobre todo para mantener nuestra cuerpo y espíritu bien fuertes y firmes para dominar nuestras pasiones, nuestras sensualidades, nuestros egoísmos, nuestras vanidades, nuestras ambiciones.
c) En qué tendríamos que ayunar: que duda cabe que nos hace bien en ayunar en bebidas y alimentos finos y costosos. Pero, sobre todo, nos dice Dios a través de los profetas, especialmente Isaías: dominar nuestro afán de suficiencia, repartir nuestros bienes con los necesitados, ayunar a nuestro egoísmo, a nuestro orgullo, pereza, odio, quejas, críticas. Muchos ayunan por prescripción médica, para guardar la línea o evitar el colesterol y las grasas excesivas. Nuestro ayuno es para aligerar nuestro espíritu, para no quedar embotados con tantas cosas, para sintonizar mejor con ese Cristo que camina hacia la cruz y también con tantas personas que no tienen lo suficiente para vivir dignamente. El ayuno nos hace libres. Nos ofrece la ocasión de gritar “no” a la sociedad de consumo en que estamos sumergidos y que nos invita a gastar y más gastar.
Miremos a María y a san José. ¿Cómo vivirían su vida en Nazaret? Que duda cabe que la austeridad era carta en la mesa de esta Sagrada Familia. Sigamos caminando y acompañando a Cristo en esta Cuaresma para llegar a la Pascua, llenos de fuerzas espirituales para ser santos y fieles a nuestros compromisos. Les mando la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.