Miércoles 19 de febrero
RESUMEN EVANGELIO MIÉRCOLES 19 DE FEBRERO, MARCOS 8, 22-26: En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegan a Betsaida. Le presentan un ciego y le suplican que le toque. Tomando al ciego de la mano, le sacó fuera del pueblo, y habiéndole puesto saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntaba: «¿Ves algo?». Él, alzando la vista, dijo: «Veo a los hombres, pues los veo como árboles, pero que andan». Después, le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver perfectamente y quedó curado, de suerte que veía claramente todas las cosas. Y le envió a su casa, diciéndole: «Ni siquiera entres en el pueblo».
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MI COMENTARIO
Curación del ciego de Betsaida. ¿Qué mensaje podemos sacar hoy? ¿No sufriremos alguno de nosotros de ceguera espiritual?
1. Para comprender la persona y la misión de Cristo necesitamos, como ese ciego del evangelio, un proceso gradual de sanación y de iluminación. Sólo así entenderemos que Jesús es el verdadero y único Mesías mandado por Dios Padre para la salvación de la humanidad. Pero un Mesías Siervo paciente y no el triunfador político que algunos imaginaban en tiempo de Jesús o un liberador social y solucionador de todos los problemas materiales, como algunos esperan hoy. “Aunque no lo creas, eres ciego…Te aconsejo que compres colirio para untártelo en los ojos y ver” (Apocalipsis 3, 17-18).
2. ¿Qué proceso hizo Jesús con este ciego del evangelio?
a) Lo llevaron a Jesús. ¡Bien, amigos, qué gesto de caridad!
b) Lo sacó de la aldea llevándolo de la mano. Se requiere silencio, recogimiento, oración.
c) Lo untó con saliva y le impuso las manos dos veces: gestos y palabras “sacramentales”, portadores de la salvación y curación. Es el itinerario sacramental: contacto, imposición de las manos y la unción. Cristo usa su humanidad para transmitir la gracias de su divinidad. Y lo hace hoy a través de la Iglesia en cada sacramento.
3. Tal vez sufro de ceguera espiritual, psicológica. Basta acercarnos a los santos, que ven las cosas con tanta claridad, como le pasó a Saulo de Tarso. Ven las maravillas de Dios, su amor, su propio pecado, el misterio de Jesús y nos lo cuentan. Y a nosotros nos cuesta ver a Dios detrás de una enfermedad, de una contrariedad, de un susto, de un despido, de un desprecio que nos hicieron, de una sorpresa que no esperábamos. Celos, recelos, envidias.
Hoy acerquémonos a Cristo y pidámosle que cure nuestra ceguera espiritual o psicológica. Así veremos la mano de Dios en todo. Así veremos la imagen de Jesús detrás de nuestros hermanos que nos rodean. Así veremos todo con claridad y caminaremos seguros y tranquilos por las veredas de la vida, sin caernos. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.