Miércoles 15 de julio
RESUMEN EVANGELIO, MEMORIA DE SAN BUENAVENTURA, OBISPO FRANCISCANO ITALIANO DEL SIGLO 13
Evangelio: Mateo 11, 25-27: En aquel tiempo, Jesús dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
_______________________________
MI COMENTARIO
1. Todavía resuenan en nuestros oídos del alma los “ayes” que nos lanzó Jesús: “¡Ay de ti…Ay de ti…Ay de ti!”, invitándonos a la conversión y a corresponder a tantas gracias que nos ha concedido a lo largo de nuestra vida, pues han sido muchas.
2. Y hoy nos invita a ser sencillos, pues a los sencillos Dios les revela sus secretos más íntimos. Y, ¿qué es la sencillez? He escrito en internet un comentario al respecto que les compartiré. Pero en pocas palabras la sencillez. Es dejar entrar a Dios en mi alma, sin cerrarle la puerta con el pestillo del egoísmo. También la sencillez es quitarse caretas en el trato con los demás y ser uno mismo sin fingimientos, sin orgullos tontos. Y finalmente, la sencillez es vivir serenos sin complicarnos la vida ni dar vueltas a las cosas, confiados en Dios, también ahora con lo del coronavirus.
3. Sí, Cristo alaba la sencillez, no la sabiduría engreída y fatua. Esto no quiere decir que Cristo no valore la ciencia, el saber. ¡Tenemos que estudiar! Díganmelo a mí, que soy maestro desde los 22 años y he tenido y tengo que estudiar bastante. Él llama la atención a quienes son sabios orgullosos y creídos, que se creen más sabios que Dios, que el Papa, que los demás, que andan por ahí criticando y burlándose de los demás. Basta leer el evangelio para darnos cuenta de cómo lanzó palabras duras Jesús a los escribas y fariseos creidillos y leidillos, pero sin humildad. La ciencia sin humildad hincha (1 Cor 8, 1).
Ejemplo de cuanto digo lo tenemos hoy en el santo que celebramos, san Buenaventura, franciscano humilde al estilo de su fundador san Francisco de Asís, pero sabio, doctor de la Iglesia, que puso su inteligencia al servicio de Dios y de la Iglesia, conocido como el «Doctor Seráfico» por sus escritos encendidos de fe y amor a Jesucristo. Pidamos su intercesión hoy, para que consiga de Dios para nosotros esa sencillez espiritual que tanto hace sonreír a Dios. Les mando a cada uno de ustedes la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.