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Evangelio 13 Febrero|Oyó hablar de él y fue a postrarse a sus pies

Evangelio según San Marcos 7,24-30.

Después Jesús partió de allí y fue a la región de Tiro. Entró en una casa y no quiso que nadie lo supiera, pero no pudo permanecer oculto.
En seguida una mujer cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro, oyó hablar de él y fue a postrarse a sus pies.
Esta mujer, que era pagana y de origen sirofenicio, le pidió que expulsara de su hija al demonio.
El le respondió: «Deja que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros».
Pero ella le respondió: «Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos».
Entonces él le dijo: «A causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio ha salido de tu hija».
Ella regresó a su casa y encontró a la niña acostada en la cama y liberada del demonio.

RESUMEN EVANGELIO JUEVES 13 DE FEBRERO, MARCOS 7, 24-30

¡Qué ejemplo de virtud nos da esta mujer pagana! Por eso Cristo le concedió el milagro que pedía para su hija. Aprendamos de ella.

1. ¿Quién era esta mujer y qué pedía? No era una mujer judía religiosa de golpes de pecho, de rezos interminables, de misas y novenas diarias. No. Era pagana, de la ciudad de Tiro, sur del Líbano. Tenía una hija enferma poseída de un espíritu impuro. Sufría, como sufre toda madre al ver a su hijo mal.
2. ¿Qué hizo? Acude a Jesús, le presenta su necesidad y Jesús la escucha, la prueba y la premia con la curación de su hija. ¿Por qué a unos sí y a otros no Jesús cura y atiende? Porque debemos acercarnos a Él con estas virtudes en nuestra oración:
a) La fe, al reconocer a Jesús como Dios: por eso se postra y cae de rodillas.
b) La confianza en Jesús: no duda un solo momento. Su corazón le dice que Jesús curará a su hija.
c) La humildad perseverante, porque tuvo que soportar una prueba de Jesús, al decirle lo que le dijo: “Yo no puedo desperdiciar el pan de los hijos (judíos) para dárselo a los perritos (paganos)”. Ella no se desanimó. Se reconoce indigna, y aún así, insiste. Arrancó de Jesús el milagro: “¡Grande es tu fe, mujer!”.
3. Es verdad que a nuestra oración no tenemos que ir solo a pedir, como esta mujer. También tenemos que ir para adorar, para agradecer, para pedir perdón. Y luego, lógicamente a dejar nuestras necesidades en el corazón de Jesús.

Ánimo, ya sabemos el secreto para que Cristo nos atienda. San Agustín, al comentar este evangelio dice: “Jesús no nos escucha porque SOMOS MALOS, porque PEDIMOS MAL, porque PEDIMOS MALAS COSAS”. En latín suena estupendo: “Aut sumus MALI, aut petimus MALE, aut petimus MALA”. Le encantaban los juegos de palabras. Les deseo un jueves sacerdotal lleno de amor, junto a Cristo Eucaristía pidiendo por los sacerdotes y las vocaciones sacerdotales. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.