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Evangelio 13 Diciembre|Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto

RESUMEN DEL EVANGELIO, LUNES 13 DE DICIEMBRE
MEMORIA DE SANTA LUCÍA, MÁRTIR DEL SIGLO IV, ITALIA

Mateo 21, 23-27: En aquel tiempo, Jesús entró en el templo. Mientras enseñaba se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo diciendo: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te ha dado tal autoridad?». Jesús les respondió: «También yo os voy a preguntar una cosa; si me contestáis a ella, yo os diré a mi vez con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?». Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: ‘Del cielo’, nos dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creísteis?’. Y si decimos: ‘De los hombres’, tenemos miedo a la gente, pues todos tienen a Juan por profeta». Respondieron, pues, a Jesús: «No sabemos». Y Él les replicó asimismo: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».
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MI COMENTARIO

1. ¿Quién fue santa Lucía? Siendo muy joven se consagró a Dios. Mantuvo en secreto su voto de virginidad. Ante el consejo de su madre de que contrajera matrimonio, la santa respondió a su madre que deseaba consagrarse a Dios en cuerpo y alma y repartir su fortuna entre los pobre. El novio pretendiente se indignó profundamente y delató a la joven Lucía como cristiana ante el procónsul Pascasio. Ante las presiones del juez para que se apartara de su fe, ella respondió: “Es inútil que insistas; jamás podrás apartarme del amor a mi Señor Jesucristo”. Y la mataron. A Santa Lucía se le ha representado frecuentemente con dos ojos, porque según una antigua tradición, a la santa le habrían arrancado los ojos por proclamar firmemente su fe. Por eso es patrona de la vista. Pidamos su intercesión para ver siempre con los ojos de la fe todo lo que Dios permite y nos manda.
2. Del evangelio, rescato estas verdades. Cristo nos enseña a ser astutos para desenmascarar a quienes nos quieren poner zancadilla en la vivencia de nuestra fe. Así lo vivió santa Lucía, cuya memoria celebramos hoy. Con su autoridad cristiana supo defender su voto de castidad, aunque eso le costara la vida. No fue cobarde. Prefirió decir la verdad. Somos portavoces del evangelio de Cristo y tenemos que defenderlo, cueste lo que nos cueste. Santa Lucía fue llamada a juicio; fue atormentada para obligarla a adorar a dioses paganos, pero ella se mantuvo firme en su fe, para luego ser decapitada.
3. En este Adviento, preguntémonos cómo está la valentía ante la defensa de nuestra fe cristiana y católica. ¿Preferimos quedar bien para salir al paso y conseguir aplausos y subidas de honor, aunque tengamos que pisotear la verdad? Estos personajes del evangelio de hoy jugaban a dos cartas: la mentira y la verdad. Pero no se la jugaron por la verdad. Por eso Jesús los desenmascaró. ¿Cómo quedarían esos sacerdotes y ancianos del pueblo ante la respuesta sabia y valiente de Jesús? ¡Indignados!

Les deseo una semana llena de paz y luz, preparando nuestro corazón para la Navidad. Pidamos a santa Lucía poder ver todo con los ojos de la fe. Sólo así tendremos respuestas sabias a todas las preguntas que nos hagan en nuestra vida personal, familiar, profesional y consagrada. Les mando la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.