RESUMEN DEL EVANGELIO, 12 DE OCTUBRE
FIESTA DE LA VIRGEN DEL PILAR (ESPAÑA)
FIESTA DE NUESTRA SEÑORA APARECIDA (BRASIL)
FIESTA DE LA VIRGEN DE ZAPOPAN (MÉXICO)
Lucas 11, 27-28: En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.» Pero él repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.»
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MI COMENTARIO
Hoy la Virgen María se viste de gala, pues la festejamos con estas advocaciones:
– La Virgen del Pilar: ¡Protege a España, Virgen Santísima y sé nuestro pilar!
– Nuestra Señora Aparecida: ¡Protege a Brasil y da a esa nación el consuelo que necesita! Es la Virgen que “apareció” para ayudar a sus hijos. Hoy, ellos la veneran y piden su intercesión.
– La Virgen de Zapopan: ¡Protege a México, especialmente a Zapopan, ciudad que está en el estado de Jalisco! Sigue siendo la Generala, Madre y Reina de Jalisco, Estrella de la Evangelización. ¡Te mereces estos títulos, Madre Santísima!
1. Recordemos todos los cristianos que la Virgen María es uno de nuestros más profundos amores. La profesamos una especial veneración por ser la Madre de Dios, y nuestra Madre celestial. No la adoramos, que solo a Dios pertenece, pero la tenemos una especial veneración. Y nuestro amor a Ella se concreta en la imitación de sus virtudes, nos dirá san Luis María Grignion de Monfort, uno de los grandes devotos de la Virgen. Dios, al que anhela ser santo, le hace devoto de la Virgen María.
2. ¿Por qué es grande la Virgen? Nos responde hoy el evangelio: “Porque Ella escuchó la Palabra de Dios y la cumplió?
a) Escuchó la Palabra en el silencio de Nazaret. Dejó que esa Palabra la fecundara y esa Palabra se encarnó en Cristo Jesús.
b) Cumplió esa Palabra, aunque le haya costado dolor, sacrificio, momentos de incomprensión. Y cumplió esa Palabra hasta la muerte de su Hijo en la cruz.
3. Nosotros cristianos nos sentimos santamente orgullosos de tener a la Virgen, bajo la advocación del Pilar, Aparecida o Zapopan. Ella es nuestra protectora, como columna o pilar de nuestra fe. Nos unimos a todas las generaciones que la felicitan y la llaman bienaventurada, porque también para nosotros es Ella “la gloria de Jerusalén y la alegría de Israel”, porque en Ella Dios nos ha dado un modelo de fe y una Madre, la Madre de la Iglesia, llena de amor y misericordia.
4. En esta fiesta damos gracias a Dios “por todas las grandes maravillas que ha realizado en la Virgen”, enumerando su concepción inmaculada, su virginidad, su maternidad divina y su participación en el triunfo de su Hijo sobre la muerte.
Esta fiesta nos invita a la certeza de la cercanía y la presencia de la Virgen en nuestras vidas y, por tanto, la firmeza de nuestra fe, espejada en la figura, siempre viva y cercana, de María. Le hemos pedido “fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor” y que finalmente, podamos “contemplarte eternamente en el cielo”. Que María sea para todos nosotros “guía para el camino, columna para la esperanza, luz para la vida”. Les mando a cada uno de ustedes la bendición de Dios, y el recuerdo ante la Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra. P. Antonio Rivero, L.C.
