LUNES 12 DE JULIO
RESUMEN DEL EVANGELIO, LUNES 12 DE JULIO
Mateo 10, 34-11,1: Jesús dijo a sus apóstoles:
«No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada.
Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra;
y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa.
El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió.
El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo.
Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa».
Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí, para enseñar y predicar en las ciudades de la región.
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MI COMENTARIO
1. Está difícil hoy el evangelio. Las palabras de Jesús son paradójicas y duras. ¿Qué significa que ha venido, no a traer paz, sino espadas y divisiones en la familia? ¡No es él el Príncipe de la paz? ¿Qué significa que hay que amarlo más a él que a los propios padres? Explíqueme esas palabras de Jesús: el que busque con sus cálculos conservar su vida, la perderá…hay que cargar la cruz al hombro para ser dignos de él.
2. No significa que no quiera la paz o que no amemos a nuestros padres, como nos dice el cuarto mandamiento de la Ley de Dios. Lo que está Jesús afirmando aquí es que seguirle a él comporta una cierta violencia: espadas, división en la familia, opciones radicales, renuncia a cosas que apreciamos, para conseguir otras que valen más. Nuestra fe en Jesús nos va a acarrear muchas veces incomprensión y contrastes con otros miembros de la familia o del grupo de amigos. ¿Hemos ya experimentado esto o no?
3. Hay muchas personas que aceptan renuncias por amor, o por interés (comerciantes, deportistas, artistas, etc.). Los cristianos lo debemos hacer por la opción que hemos hecho de seguir el estilo evangélico de Jesús. Tomar la cruz significa no sólo estar dispuestos a sufrir, sino estar preparados para sufrir como Él lo hizo, absorbiendo violencia y odio a través del perdón y la no violencia. La fe, si es coherente, no nos deja en paz. Ser cristianos no es fácil y supone saber renunciar a las tentaciones fáciles en los negocios. No es que dejemos de amar a los familiares. Pero, por encima de todo, amamos a Dios. El primer mandamiento está claro: “Amar a Dios sobre todas las cosas”.
Basta que echemos una repasada a los cristianos de los primeros siglos, y a los de ahora también. ¡Cómo han tenido y tienen que soportar tantos sufrimientos por el nombre de Jesús! Pero ellos apostaron y apuestan por Jesús, cueste lo que cueste. Ser cristiano tiene un alto precio: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. Jesús nos exige que seamos coherentes con los criterios reflejados en el evangelio, por más que su libertad choque con actitudes de familiares y cercanos. Cristo nos dará la fuerza para ser valientes discípulos suyos. ¡Feliz semana para todos! Les mando la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.