MARTES 12 DE ENERO
RESUMEN DEL EVANGELIO, MARTES 12 DE ENERO
Marcos 1, 21-28: Llegó Jesús a Cafarnaum y el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él». Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él.
Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen». Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.
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MI COMENTARIO
¿Qué demonios tiene Cristo que sacarme de mi cuerpo y de mi alma? ¿Qué demonios tiene que expulsar Cristo de nuestro mundo, de nuestras familias, de nuestra Iglesia?
1. Jesús no sólo predica, sino que actúa. Enseña y actúa. Hasta los espíritus del mal tienen que reconocer que es el Santo de Dios, el Mesías. Fuera cual fuera el mal de los llamados posesos, el evangelio lo interpreta como efecto del maligno y por tanto subraya, además de la amable cercanía de Jesús, su poder contra las fuerzas del mal. Cristo es vencedor del mal, del maligno. Es lo que rezamos en el padrenuestro: “Líbranos del mal”, que también podría traducirse “líbranos del maligno”. Dios lo cumple en Jesús. Dejemos que Cristo se acerque hoy a nosotros.
2. ¿Por qué no te acercas hoy a Jesús para que te libere de ese demonio y de ese mal que te come por dentro, que te hace caer siempre, que te quita la paz, que te provoca tanto desasosiego? Ahí están esos demonios que Cristo quiere expulsar de nuestras almas:
a) La tristeza.
b) La ira.
c) La depresión.
d) La pereza.
e) El odio.
f) La vanidad.
g) La corrupción.
h) El egoísmo.
i) La lujuria.
j) Etc…
3. Y una aplicación más de este evangelio. Conocemos a amigos que tal vez estén en poder del mal. Tal vez alguno de nuestros parientes o hijos. ¿Por qué no les ayudamos y les acercamos a Cristo para que los libere de esas esclavitudes y así puedan experimentar la libertad de los hijos de Dios? Basta ver un poco a nuestra derecha e izquierda, arriba y abajo, y veremos cuántos demonios nos rondan hoy, y que son los causantes de tantos males que nos aquejan. Cristo ha venido a librarnos del mal, ha venido a luchar contra el mal. Y nosotros, sus seguidores, también tenemos que luchar contra todo mal, para que se instaure el Reino de Cristo, que es Reino de amor, paz, solidaridad, verdad.
Les mando a cada uno de ustedes la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.