Evangelio según San Juan 14,21-26.
«El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él».
Judas -no el Iscariote- le dijo: «Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?».
Jesús le respondió: «El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él.
El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió.
Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes.
Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.»
RESUMEN EVANGELIO LUNES 11 DE MAYO, JUAN 14, 21-26
¿Qué experiencia tengo del Espíritu Santo en mi alma?
1. Cristo se está despidiendo de sus apóstoles y nos dice que nos enviará el Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo. Y hoy Cristo anota un atributo de este Santo Espíritu: “nos enseñará todas las cosas y nos recordará cuanto Jesús nos ha dicho”. Es decir, el Espíritu es el Maestro interior del alma que nos irá enseñando las lecciones de Jesús que tal vez no hemos entendido o que nos parecen difíciles de entender.
2. ¿Qué lecciones de Jesús son difíciles de aprender? La lección del perdón y misericordia, la lección de la renuncia y sufrimiento, la lección del amor a los enemigos, la lección de poner la otra mejilla, la lección de la cruz, la lección de la Eucaristía, la lección del matrimonio fiel, todo el sermón de la montaña que se encuentra en Mateo capítulos 5, 6 y 7 es difícil de entender sin la ayuda del Espíritu Santo.
Hoy sentémonos a los pies del Espíritu Santo en nuestra oración y pidámosle que nos explique lo que no entendemos del mensaje de Jesús, que sea Memoria de cuanto Jesús nos ha dicho, que nos vaya revelando la profundidad de Dios y que nos conecte con Cristo. El Catecismo de la Iglesia católica dedica unos números sabrosos (1091-1112) al papel del Espíritu Santo como pedagogo de nuestra fe, porque él es quien nos prepara para el encuentro con Cristo y con el Padre, el que suscita nuestra fe y amor. Él despierta la memoria de la Iglesia. Les deseo una santa semana, en la fe y confianza en Dios, en estos momentos de confinamiento. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.