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Evangelio 1 Mayo|El que coma de este pan vivirá eternamente

Evangelio según San Juan 6,52-59.

Los judíos discutían entre sí, diciendo: «¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?».
Jesús les respondió: «Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes.
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente».
Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaún.

RESUMEN DEL EVANGELIO VIERNES 1 DE MAYO, SAN JOSÉ OBRERO, MATEO 13, 54-58

La dignidad del trabajo.

1. Un poco de historia: fue el papa Pío XII en 1955 quien instituyó la fiesta de san José obrero para ofrecer al trabajador cristiano un modelo y un protector. Dijo así el papa en el mensaje de navidad de 1942: “Todo trabajador tiene una dignidad inalienable, y al mismo tiempo un íntimo lazo con el perfeccionamiento de la persona: noble dignidad y prerrogativa, que de ningún modo humillan la fatiga y el peso que hay que soportar como efecto del pecado original, en obediencia y sumisión a la voluntad de Dios”. Cristo mismo quiso ser trabajador manual, pasando gran parte de la vida en el taller de José, el santo de las manos encallecidas, el carpintero de Nazaret.
2. Fue san Juan Pablo II en una encíclica titulada “Laborem exercens” quien profundizó en el sentido profundo del trabajo:
a) Sentido humano: el trabajo nos madura y es fuente de alimentación para la familia y educación de los hijos.
b) Sentido cristiano: con el trabajo, ofrecido a y con Cristo, colaboramos con la obra de la salvación, pues el trabajo supone fatiga y sudor. Al mismo tiempo, tiene sentido expiatorio para reparar nuestros pecados. Por tanto, no es una maldición el trabajo, sino una bendición.
3. No sé qué trabajo tú tienes: médico, maestro, ama de casa, catequista, ingeniero, constructor, sacerdote, misionero, trabajo en banco, en una residencia de ancianos, en hospitales, etc. Si es un trabajo honesto a los ojos de Dios, por muy sencillo que sea, tu trabajo te santificará y te madurará en vida humana y cristiana. Antes de salir a tu trabajo, encomiéndate a san José obrero para que te ayude y dirija tus pensamientos y tus pasos. Da sentido trascendente a tu trabajo, y vence tu pereza, desidia, mediocridad. Da ejemplo a tus hijos.

Y dado que hoy iniciamos el mes de mayo, no podemos olvidar a la Virgen, la esposa de ese obrero de Nazaret, José. Pongamos en manos de Ella el presente y el futuro de este mes, y con fe le pidamos que interceda por nosotros y por el mundo entero para que Dios ya haga desaparecer esta pandemia. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.