Evangelio 1 Diciembre| Dichosos los ojos que ven lo que veis

MARTES 1 DE DICIEMBRE
RESUMEN DEL EVANGELIO, MARTES 1 DE DICIEMBRE
Lucas 10, 21-24: En aquel momento, Jesús se llenó de gozo en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡5 reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».
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MI COMENTARIO

¿Cómo es la oración de Jesús?

1. Jesús convirtió toda su vida en oración. Simplemente, ora desde la vida y con la vida. Y por eso mismo, porque convertía toda la vida en oración, sabía tomarse unos tiempos y unos lugares para la oración. ¡Cuántas veces le vemos rezar de madrugada y al terminar el día! ¡Cuántas veces elevaba su mirada a su Padre antes de hacer un milagro o curación! La oración es, antes que nada, un clima vital. Jesús vive una vida tocada por Dios, profundamente fundada en Dios, y eso es lo que manifiesta en su oración. Todas sus oraciones son expresión de ello, pues la oración consiste en eso: en expresar la vida en su hondura. La oración de Jesús consistía en vivir «ante Dios y con Dios» todo lo que vivía. En eso debiera consistir nuestra oración. Desea encontrarse con Él como un Tú amado de quien se recibe enteramente, ver su rostro, oír su Palabra, sentir su amor y su envío, todo ello directamente.

2. ¿Cómo oraba Jesús?

a) Orar de corazón, con sentimiento: En su oración, Jesús vuelca su corazón, todos sus sentimientos. Dios no es una idea, ni una ley, ni una trascendencia difusa y muda, sino un Padre que le toca el corazón y le llena de confianza.
b) Orar de corazón y en verdad: Jesús ora de corazón y en verdad, y enseña a orar así, en autenticidad y en misericordia, no en apariencia, ni sirviéndose de la oración para devorar más fácilmente los bienes de las viudas (Mc 12,38-40) o conseguir sus ambiciones.
c) Orar con sencillez, humildad, confianza y gratitud: La oración es para Jesús una cosa simple, sencilla. No hacen falta métodos y fórmulas complicadas. Déjate llevar por el corazón. La oración tiene que ser humilde: no como la del fariseo, sino como la del publicano (Lc 18,13). La oración ha de ser expresión de una confianza sencilla y gratitud.

3. ¿Cómo oramos nosotros? Cada uno examínese delante de Dios. Mejoremos hoy nuestra oración, contemplando la oración de Jesús. Que nuestra oración tenga estas cualidades:
a) Fe, pues es Dios y nuestro Señor a quien rezamos.
b) Confianza, pues es Padre a quien rezamos.
c) Gratitud, pues es nuestro Bienhechor y Providencia a quien rezamos.
d) Perseverancia, pues tarde o temprano Dios el fiel que cumple y sabe lo que necesitamos.

Todos los santos fueron modelos de oración. Y en la oración se encontraban con Dios y Dios les llenaba de fuerza, de amor, de luz y de aliento. Miremos a Jesús. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.

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