Evangelio 06 de octubre

Evangelio: Lc 10,25-37

En aquel tiempo se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: <<Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?>>.
Él le dijo: <<Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?>>.
Él respondió: <<«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza» y con toda tu mente. Y «a tu prójimo como a ti mismo»>>.
Él le dijo: <<Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida>>.
Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús: <<¿Y quién es mi prójimo?>>.
Respondió Jesús diciendo: <<Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó a manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo en levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje llegó a donde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: <<«Cuida de él, y lo que gastes de más yo te pagaré cuando vuelva». ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó manos de los bandidos?>>.
Él dijo: <<El que practicó la misericordia con él>>.
Jesús le dijo: <<Anda y haz tú lo mismo>>.

Palabra del señor.

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