Evangelio 22 Junio |Entren por la puerta estrecha

MARTES, 22 DE JUNIO

RESUMEN DEL EVANGELIO, MARTES 22 DE JUNIO
SANTOS JUAN FISHER Y TOMÁS MORO, INGLATERRA, SIGLO XVI, DECAPITADOS POR ORDEN DEL REY ENRIQUE VIII, REY DE INGLATERRA, PORQUE SE OPUSIERON A LAS MEDIDAS QUE ESTE REY QUISO EN SU REINO: DIVORCIO Y CASAMIENTO CON ANA BOLENA, Y CISMA CON ROMA, AL CONSIDERARSE EN SUPREMACÍA ESPIRITUAL SOBRE EL PAPA, CREANDO LA IGLESIA ANGLICANA.

Juan Fisher era obispo, fiel a la doctrina de la Iglesia católica, canciller de la universidad y arzobispo de Rochester. Y Tomás Moro era laico, casado y con cuatro hijos; canciller del Reino de Inglaterra y primer ministro del rey Enrique VIII. Al oponerse a sus pretensiones divorcistas y al negarse a jurar la supremacía espiritual del monarca sobre la del papa, fue encarcelado en la Torre de Londres y luego decapitado el 6 de julio de 1535, por orden del rey Enrique VIII. Esto mismo le pasó a Juan Fischer. Juan Pablo II en el año 2000 proclamó a santo Tomás Moro patrono de los gobernantes y políticos.

Mateo 7, 6.12-14: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen. Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas. Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran».
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MI COMENTARIO

El capítulo 7 de san Mateo es una especie de antología de consignas del Señor, que el evangelista recoge como una gavilla. Hoy nos comparte tres sentencias inconexas entre sí:
• No deis lo santo a los perros.
• Tratad a los demás como queréis que ellos os traten.
• Entrad por la puerta estrecha.

1. Me fijaré en la segunda sentencia: “Tratad a los demás como queréis que os traten”. Esta consigna se denomina la REGLA DE ORO, porque resume toda la enseñanza moral de la ley que busca el bien del prójimo como el propio. Era ya conocida en el judaísmo, pero formulada así: “No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”. Jesús la formula en positivo porque para él es poco evitar lo que causa daño al otro; hay que tomar la iniciativa del bien.
2. ¿Qué frutos cosecharíamos, si viviéramos esta consigna? Esta consigna tomada en serio haría mucho más humanas nuestras relaciones. Escribamos en una ficha lo que queremos que nos hagan los demás: que nos atiendan, que se interesen por nosotros, que sean tolerantes con nuestros defectos y alaben nuestras cualidades, que no nos condenen, darnos ocasión para defendernos y explicar lo que de verdad ha sucedido, y otras cosas muy razonables y justas. Pues eso mismo yo debo hacer con los que tengo a mi lado. Viviríamos un cielo anticipado. Acabaríamos con el hambre, con la guerra, con las injusticias, con los abusos. ¡Qué hermoso sería la convivencia humana, familiar!
3. ¿Qué nos impide vivir esta consigna? Nuestro egoísmo, ese estar pensando sólo en nosotros mismos, ese estar ciegos ante las necesidades del prójimo. Tenemos que curar esa insensibilidad, de la que tanto habla el papa Francisco. ¡Son mis hermanos! Somos todos hijos de un mismo Padre celestial.

Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.

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