Evangelio 26 Marzo |Creed por las obras

VIERNES 26 DE MARZO

RESUMEN DEL EVANGELIO, VIERNES 26 DE MARZO
Juan 10, 31-42: En aquel tiempo, los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle. Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?». Le respondieron los judíos: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios». Jesús les respondió: «¿No está escrito en vuestra Ley: ‘Yo he dicho: dioses sois’? Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios —y no puede fallar la Escritura— a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: ‘Yo soy Hijo de Dios’? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre». Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado antes bautizando, y se quedó allí. Muchos fueron donde Él y decían: «Juan no realizó ninguna señal, pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad». Y muchos allí creyeron en Él.
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MI COMENTARIO

Ante Jesús sólo hay dos posturas: o lo aceptamos o lo rechazamos. Es el resumen del evangelio de hoy.

1. Muchos judíos del tiempo de Jesús y del nuestro no aceptan a Jesús. Es más, lo quieren apedrear. En una semana celebraremos el Viernes Santo, donde veremos a Jesús matado en una cruz. ¿Por qué no se acepta a Jesús? Jesús les dice la Verdad. Les dice que Él es Dios. Y esta verdad y toda verdad escuece, incomoda, desinstala. Les ha pasado a tantos profetas, obispos, sacerdotes. El otro día celebrábamos a san Óscar Arnulfo Romero, asesinado en San Salvador, por predicar la verdad del evangelio: “no, a la injusticia y al abuso de los campesinos y pobres”; sus gritos se oían por todo el pueblo salvadoreño. Y acallaron su voz, matándolo. Hoy también hay muchos que no aceptan a Jesús. Gobernantes, médicos, abogados, profesores y muchos más, de otras profesiones. ¿Por qué? Muy claro: no se quiere ser fiel al evangelio de Jesús que reclama justicia, solidaridad, respeto a la vida, al matrimonio, a los bienes de los pobres.
2. Otros sí aceptan a Jesús. Tú y yo aceptamos a Jesús, claro que sí. No nos es fácil seguir a Jesús y vivir su doctrina. Muchos nos criticarán, nos perseguirán, nos echarán de lugares de trabajo porque queremos ser honestos y fieles a Cristo y a nuestra conciencia recta. ¿Qué hacer? Debemos ser valientes, dar el pecho por Cristo, defender a Cristo. ¿Que nos cargan más cruces? Pidamos fuerza a Jesús y llevemos esas cruces con serenidad, aunque nos salgan las lágrimas. Dice hoy el salmo: “En el peligro invoqué al Señor y me escuchó…yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza, mi roca, mi libertador…desde su templo él escuchó mi voz y mi grito llegó a sus oídos” (Salmo 17).

Ánimo, amigos, entremos a la Semana Santa dispuestos a acompañar a Cristo. Seamos cireneos que le ayuden a llevar su cruz en nuestros hermanos dolientes. Seamos Verónicas que le enjuguemos su cara ensangrentada en tantos hombres y mujeres azotados. Seamos como esas santas mujeres que lloran en la octava estación del viacrucis. No azotemos a Cristo, no le arranquemos sus ropas, no le clavemos ni le golpeemos con nuestros pecados. Tomemos la mano de la Virgen para entrar decididos a la Semana Santa. Les aconsejo ir leyendo ya la Pasión de Cristo de alguno de los evangelistas. Les mando la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.

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