Evangelio según San Lucas 11,29-32.
Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.
RESUMEN EVANGELIO MIÉRCOLES 4 DE MARZO, LUCAS 11, 2-32
Cuaresma, tiempo de conversión, de volver a Dios todo nuestro ser, corazón, afecto, emociones, pensamientos, ilusiones, preocupaciones.
1. Durante la cuaresma escucharemos de Dios, a través de los profetas, el imperativo: “Conviértanse”. Uno podría pensar que eso es cosa de grandes pecadores, perdidos y pervertidos. Pues no, amigos. El aviso del ángel del Apocalipsis a la Iglesia de Laodicea debería alentarnos: “Tú dices: soy rico, tengo reservas y nada me falta. Aunque no lo sepas, eres desventurado y miserable, pobre, ciego y desnudo” (Apocalipsis 3, 15-20).
2. Tenemos que partir de este presupuesto: estamos más ciegos de lo que pensamos y tenemos más necesidad de conversión de lo que creemos. No importa que seamos “fieles cumplidores”. Por eso es imprescindible que escuchemos a Jesús para dejarnos cambiar por su Palabra liberadora, que nos habla. Pero también nos habla a través de la Iglesia, a través de personas que nos aconsejan, a través de experiencias positivas o de frustración. ¡Es Dios el que nos habla!
3. Lo importante ahora es tocar la aldaba de nuestro corazón y preguntarnos: ¿qué debemos cambiar este año, o mejorar, o dar marcha atrás para ponernos en el camino de Dios y de su santa Ley?
a) Cambiar nuestro egoísmo en donación al prójimo.
b) Cambiar nuestras actitudes de soberbia en humildad.
c) Cambiar nuestras iras en mansedumbre y paciencia.
d) Cambiar nuestras gulas en templanza y ayuno.
e) Cambiar nuestra pereza en la oración en compromiso serio por recuperar la oración diaria.
f) Cambiar nuestro anhelo de gastar y despilfarrar más y más en actitudes de desprendimiento para ayudar a los necesitados.
g) Cambiar nuestra indiferencia ante los demás en tener un corazón sensible y compasivo.
Que la Virgen camine a nuestro lado en esta cuaresma, para que nos lleve al Calvario y morir junto a su Hijo Jesús, para después participar de la vida nueva de la Pascua. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.
