Evangelio 15 Enero|Curó a muchos enfermos de diversos males

RESUMEN EVANGELIO MIÉRCOLES 15 DE ENERO, MARCOS 1, 29-39: En aquel tiempo, Jesús, saliendo de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella. Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles.

Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían.

De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración. Simón y sus compañeros fueron en su busca; al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan». El les dice: «Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique; pues para eso he salido». Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.
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MI COMENTARIO

¿Cómo era la jornada entera de Jesús ya adulto? Veamos si se parece a la nuestra.

1. Muy temprano reza: ahí se encontraba con su Padre celestial, le abría su corazón de par en par y le pedía la tarea para ese día. Ahí sacaba la fuerza y la luz para el día. La oración es la raíz de las obras buenas. Quien no reza es como un árbol o una planta secos.
2. Iba a la sinagoga, como buen judío, a escuchar la Palabra y a comentarla, a predicar. Él era la Palabra viva del Padre. ¿Cuántos se daban cuenta? ¿Dedico yo tiempo a leer la Palabra de Dios? ¿Ya he leído toda la Biblia? ¿A qué espero?
3. Más tarde descansaba y comía un poco en la casa de Pedro, y ahí consolaba y animaba a los suyos, a sus íntimos, y abría su corazón y recibía de ellos el cariño, el afecto sano, pues Cristo también era hombre.
4. En la tarde curaba a los enfermos, expulsaba demonios, daba de comer a los hambrientos, predicaba por doquier. Yo también puedo y debo, desde mi trabajo, predicar con el ejemplo, curar con mi palabra atenta y caritativa.
5. Y terminaba el día rezando.

¡Qué programa tan intenso, sagrado y tan comprometedor el de Jesús! Pero también, ¡qué apasionante! Rezar, predicar, curar, animar, atender las necesidades de los demás. Para eso había venido al mundo. ¿Se parece mi día al de Jesús? Jesús Apóstol, Maestro, Médico, Predicador, Sanador, Amigo y Señor. Pidámosle la gracia que necesitemos ahora. Les mando a cada uno en particular la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.