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Evangelio 20 Agosto |Muchos son los llamados, pocos los escogidos

Jueves, 20 de agosto

RESUMEN DEL EVANGELIO DEL JUEVES 20 DE AGOSTO
SAN BERNARDO ABAD (finales del siglo XI-siglo XII, en Francia): monje del Císter.

Mateo 22, 1-14: invitados a la boda. En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a los grandes sacerdotes y a los notables del pueblo: «El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. Envió a sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir. Envió todavía a otros siervos, con este encargo: ‘Decid a los invitados: Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda’. Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron. Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad.

»Entonces dice a sus siervos: ‘La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos. Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda’. Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales. Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?’. Él se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: ‘Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes’. Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos».
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MI COMENTARIO

1. Vale la pena conocer un poco la vida de este gran santo, que fue invitado a las bodas del Cordero divino. Su familia ha sido un caso único en la historia. Hay un libro titulado “La familia que se fue con Cristo”. Cuando Bernardo se fue de religioso, se llevó consigo a sus 4 hermanos varones, y un tío, dejando a su hermana a que cuidara al papá (la mamá ya había muerto) y el hermanito menor para que administrara las posesiones que tenían. Dicen que cuando llamaron al menor para anuanciarle que ellos se iban de religiosos, el muchacho les respondió: «¡Ajá! ¿Conque ustedes se van a ganarse el cielo, y a mí me dejan aquí unicamente en la tierra? Esto no lo puedo aceptar». Y un tiempo después, también él se fue de religioso. Y más tarde llegaron además al convento el papá y el esposo de la hermana (y ella también se fué de monja). Casos como este son más únicos que raros. Muere a los 63 años, mi edad, pues tenía una salud débil, y dejó fundados 68 monasterios llenos de monjes. Su libro más importante es el TRATADO SOBRE EL AMOR DE DIOS. El amor es el resumen de vida y lo que inculcó a sus monjes. Amor a Dios y amor a los demás. Esos son los platos que se sirven en el banquete de las bodas de Cristo, de lo que trata hoy el evangelio. Imagen preciosa: invitación a la boda de Cristo con su esposa la Iglesia, y con cada uno de nosotros.
2. También nosotros hemos sido invitados a la boda. Pero desgraciadamente hay muchos que no aceptan, pues están felices disfrutando de los banquetazos que les sirve el mundo, con todo tipo de placeres sensuales que satisfacen sus sentidos, su cuerpo, su sexualidad, su vanidad, su orgullo. ¡Una pena! ¿Son felices? ¿Tienen paz en su corazón?
3. ¿Qué condiciones pone Jesús para poder entrar a su banquete, donde sirve unos platos suculentos: su Palabra que ilumina, su Cuerpo santísimo que alimenta y su Sangre que nos limpia en la Eucaristía, el cariño de su Madre María que nos abraza como hijos, la compañía de sus amigos los santos que nos enseñan cómo lograr la santidad? ¿Cuál es esa condición para poder entrar a ese banquete? ¡El traje de gala, es decir, el estado de gracia! No se puede entrar en ese banquete en pecado grave, con roturas en el vestido, salpicado de suciedad, con odios, soberbias, lascivias, envidias, infidelidades, egoísmos. Hay que limpiarnos primero, antes de entrar…como hacen hoy en todos los supermercados para poder entrar y comprar, ¿verdad?

Pidamos a san Bernardo que interceda por todos nosotros, por nuestro mundo. Él, a pesar de su mala salud, recorrió media Europa, orientó concilios, predicó una cruzada en Tierra Santa. Y después de agotadoras jornadas se retiraba a su celda a escribir sobre el amor a Dios. Antes de morir exclamó: “No sé a quien escuchar, si al amor de mis hijos que me quieren detener aquí abajo, o al amor de mi Dios que me atrae hacia arriba”. Les mando a cada uno la bendición de ese Dios Amor, P. Antonio Rivero, L.C.