Evangelio según San Mateo 17,1-9.
Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz.
De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: «Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo».
Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor.
Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: «Levántense, no tengan miedo».
Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo.
Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».
RESUMEN DEL EVANGELIO, SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA, MATEO 17, 1-9
Día internacional de la mujer 2020
Pidamos a Dios en este día para que todo lo que se realice a nivel mundial en favor de la mujer, concuerde con el plan de Dios: sí a la vida, sí al matrimonio de hombre y mujer, sí a los derechos de la mujer a participar en las actividades honestas, que son los mismos que los derechos de todo ser humano. No, a la explotación o maltrato de la mujer, no al aborto, no a los prejuicios contra la mujer, no a la discriminación de la mujer. “Llamar mujeres el sexo débil es una calumnia, es la injusticia del hombre hacia la mujer” (Mahatma Gandhi).
¿A qué nos invita hoy Jesús en este segundo domingo de Cuaresma? ¡A subir al monte Tabor!
1. Hay varios montes en la Biblia a donde Dios nos invita a subir: monte Moria, monte Sinaí, monte Carmelo, monte Calvario. Y hoy nos invita a subir al monte Tabor, ¿para qué? Para encontrarnos con Dios, con Jesús, escuchar su Palabra, dejarnos iluminar por Él, para después bajar al llano de nuestra vida ordinaria con la experiencia de Dios y así transmitirla a nuestro alrededor, dando testimonio de nuestro encuentro con Él.
2. Toda subida a un monte supone esfuerzo, fatiga. Tenemos la tentación de sentarnos y sestear y dormir. Nos atraen, tal vez, paisajes lindos, pero que no nos suben a ese monte. ¿Qué hacer? Pedir ayuda a Cristo y ayudar a nuestros hermanos a seguir subiendo.
3. Este monte Tabor es agradable. Jesús nos da ánimo y nos dice que, después de los momentos de Calvario y de dolor, vendrán los momentos de Tabor, de luz, de aliento. En el Tabor tenemos que abastecernos de fuerzas espirituales para nuestra subida al monte Calvario en la Semana Santa y acompañar a Cristo y morir a nuestro “hombre viejo”, para después disfrutar de la Pascua o triundo del Señor.
Ánimo, subamos. Llenémonos de la luz y del amor de Dios, y bajemos de ese monte radiantes y felices para comunicar nuestra experiencia de Dios a los demás. ¡Feliz domingo! Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.