MIÉRCOLES 20 DE ENERO
RESUMEN DEL EVANGELIO, MIÉRCOLES 20 DE ENERO
Marcos 3, 1-6: En aquel tiempo, entró Jesús de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada. Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle. Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio». Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?». Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano». Él la extendió y quedó restablecida su mano. En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra Él para ver cómo eliminarle.
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MI COMENTARIO
La caridad está por encima de la ley…Primero la caridad, pues es el mandamiento más importante. Sin caridad, toda la observancia de las leyes no vale nada.
1. Otra vez Jesús discute y afrenta a los orgullosos fariseos, anclados en la observancia fría y exterior de la ley, pero sin caridad, sin misericordia. Corazones duros, insensibles. Dice el papa Francisco respecto a este evangelio: «Jesús hizo algo “peor”, algo que irritó aún más a los hipócritas y soberbios que lo estaban vigilando porque buscaban alguna excusa para atraparlo. Curó la mano atrofiada de un hombre. La mano, ese signo tan fuerte del obrar, del trabajo. Jesús le devolvió a ese hombre la capacidad de trabajar y con eso le devolvió la dignidad. Cuántas manos atrofiadas, cuantas personas privadas de la dignidad del trabajo, porque los hipócritas para defender sistemas injustos, se oponen a que sean sanadas. A veces pienso que cuando ustedes, los pobres organizados, se inventan su propio trabajo, creando una cooperativa, recuperando una fábrica quebrada, reciclando el descarte de la sociedad de consumo, enfrentando las inclemencias del tiempo para vender en una plaza, reclamando una parcela de tierra para cultivar y alimentar a los hambrientos, cuando hacen esto están imitando a Jesús porque buscan sanar, aunque sea un poquito, aunque sea precariamente, esa atrofia del sistema socioeconómico imperante que es el desempleo» (5 de noviembre de 2016). ¡Hermosas palabras del papa Francisco, que siempre nos sorprende!
2. Dice también el evangelio que Jesús los miró “con ira y con tristeza”. ¡Esto es muy serio! Esa ira es la famosa santa ira, salida de su corazón lleno de sensibilidad. ¡Están maltratando a sus hermanos, los hombres! San Marcos se fija en estos detalles de Jesús. Nuestra ira es por falta de control, y porque nos han herido nuestro egoísmo y soberbia. La santa ira de Jesús es distinta: le da coraje que esos fariseos se queden en las cosas exteriores y no les importa la persona, que tiene una gran dignidad. Además cada uno de nosotros es su hermano. Y ha venido al mundo para salvarnos, darnos la auténtica salud del cuerpo y del alma.
3. Veamos hoy nuestros gobernantes. No todos, claro. Pero cuántos de ellos maltratan a la persona humana, para granjearse fama, para salirse con la suya, para llenar su bolsillo, para competir con otras naciones, para hacer caso a esas ideologías de moda, pero que maltratan al hombre. Explíquenme, si no, la aprobación del aborto, de la eutanasia, el descuido de los migrantes, la indiferencia por los pobres y las demás barbaridades que claman al cielo. Y no digamos hoy con la pandemia: ¿todos los gobernantes y jefes están haciendo lo imposible y lo indecible para paliar esta terrible situación, en la que están muriendo tantos hermanos nuestros? ¡Para pensar!
Hoy, una vez más, metámonos en nuestro corazón. Hagámonos un scanner, una resonancia magnética, un electrograma…y veamos el resultado. Ojalá que viva en nuestro corazón el amor a Dios sobre todas las cosas y el amor a nuestros hermanos, hecho perdón, bondad, comprensión, misericordia, ayuda. Les mando a cada uno de ustedes la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.