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Evangelio 9 Enero |Este es mi hijo amado, el predilecto

RESUMEN DEL EVANGELIO, DOMINGO 9 DE ENERO
FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR

Lucas 3, 15-16. 21-22: En aquel tiempo, como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego».

Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, y bajó sobre Él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: «Tú eres mi hijo; el Amado, en ti me he complacido».
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MI COMENTARIO

Hoy concluimos el tiempo litúrgico de la Navidad celebrando la fiesta del Bautismo del Señor, para dar paso al inicio del Tiempo Ordinario. Cronológicamente, entre estas dos fiestas, han pasado 30 años en la vida de Jesús. Podríamos decir que la primera parte de su existencia terrena corresponde a su vida oculta, y a partir de su bautismo comienza su vida pública de evangelización.

1. La fiesta del Bautismo de Jesús debe ayudarnos a recordar nuestro propio Bautismo y los compromisos que por nosotros tomaron nuestros padres y padrinos al presentarnos en la Iglesia para hacernos discípulos de Jesús: «El Bautismo nos ha liberado de todos los males, que son los pecados, pero con la gracia de Dios debemos cumplir todo lo bueno» (San Cesáreo de Arlés). El día en que fuimos bautizados fue el día más importante de nuestra vida, porque en ese día Dios nos concedió estos dones:
• Nos hizo hijos suyos. ¡Qué honor!
• Nos dio a Jesús como nuestro hermano mayor y nuestro salvador. ¡Qué maravilla!
• Puso en nuestra alma al Espíritu Santo y por tanto, somos templos del Espíritu Santo. ¡Qué privilegio!
• Nos hizo herederos de los tesoros del cielo. ¡Qué fortuna!
• El catecismo de la Iglesia católica resume también el sacramento así: desde ese día somos profetas, sacerdotes y reyes. Profetas que anunciamos el evangelio y denunciamos el mal. Sacerdotes que ofrecemos nuestra vida y sacrificios a Dios para reparar nuestros pecados y los pecados del mundo. Reyes que luchamos por llevar el Reino de Cristo por todo el mundo. Por tanto, el día de nuestro bautismo es un día hoy para agradecer a Dios el regalo del bautismo.
2. Pero también adquirimos unos compromisos y deberes. Dos, para ser exactos:
• Ser santos
• Ser apóstoles y evangelizadores en nuestro medio ambiente: familia, amigos, comunidad, en el trabajo.
3. Desde ese día comenzamos la VIDA NUEVA de la que habla san Pablo en sus cartas. Vida nueva significa una vida semejante a la de Cristo, viviendo las virtudes de Cristo en el día a día. No es fácil, es verdad. Pero contamos con los medios para transformarnos en Cristo: oración, sacramentos, devoción a María, sacrificio.

Ojalá hoy tengamos unos minutos para meditar en este gran tesoro que tenemos, el bautismo y tomemos más conciencia de su grandeza. Les mando la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.