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Evangelio 9 Diciembre|El que tenga oídos que oiga

RESUMEN DEL EVANGELIO, JUEVES 9 DE DICIEMBRE
MEMORIA DE SAN JUAN DIEGO, A QUIEN SE APARECIÓ LA VIRGEN DE GUADALUPE EN EL TEPEYAC, MÉXICO EN 1531.

Mateo 11, 11-15: En aquel tiempo, dijo Jesús a las turbas: «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan profetizaron. Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir. El que tenga oídos, que oiga».
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MI COMENTARIO

1. ¿Qué podemos aprender de san Juan Diego a quien la Virgen de Guadalupe le encargó la misión de ir y decir al obispo Zumárraga que construyera un templo desde donde mostrar a su Hijo Jesús y bendecir y consolar a todos los que ahí acuden, pidiendo gracias especiales? Movido por una tierna y profunda devoción a la Madre de Dios, dejó los suyos, la casa, los bienes y su tierra y, con el permiso del Obispo, pasó a vivir en una pobre casa junto al templo de la «Señora del Cielo». Su preocupación era la limpieza de la capilla y la acogida de los peregrinos que visitaban el pequeño oratorio, hoy transformado en este grandioso templo, símbolo elocuente de la devoción mariana de los mexicanos a la Virgen de Guadalupe. En espíritu de pobreza y de vida humilde Juan Diego recorrió el camino de la santidad, dedicando mucho de su tiempo a la oración, a la contemplación y a la penitencia. Dócil a la autoridad eclesiástica, tres veces por semana recibía la Santísima Eucaristía. Se dedicó a contar la gracia de las apariciones. Murió a los 74 años, 16 años después de las apariciones. San Juan Pablo II en la homilía que pronunció el 6 de mayo de 1990 en este Santuario, indicó cómo «las noticias que de él nos han llegado elogian sus virtudes cristianas: su fe simple […], su confianza en Dios y en la Virgen; su caridad, su coherencia moral, su desprendimiento y su pobreza evangélica. Llevando una vida de eremita, aquí cerca de Tepeyac, fue ejemplo de humildad». Aprendamos estas virtudes de san Juan Diego.
2. En el evangelio Jesús nos invita a mirar a san Juan Bautista, personaje del adviento, y aprender de él la virtud de la valentía, del esfuerzo, junto con la virtud de la humildad para reconocerse servidor y precursor del Mesías. Juan Bautista nos invita también en este tiempo de Adviento a convertirnos, a hacer penitencia y a preparar nuestra casa interior, nuestro corazón para recibir al Niño Dios en esta Navidad. Hagamos una buena limpieza interior para recibir al Señor.
Pidamos por intercesión de san Juan Diego estas gracias y así llegaremos preparados para vivir la Navidad como Dios quiere y espera. Que María de Guadalupe, en cuya novena estamos nos acoja en sus brazos y nos comparta su ternura y cariño. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.