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Evangelio 7 Junio | Solemnidad de la Santísima Trinidad

Domingo 7 de junio, Solemnidad de la Santísima Trinidad

RESUMEN DE LA SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, 7 DE JUNIO

Juan 3, 16-18: En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios».
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MI COMENTARIO

¿Qué podemos decir de esta gran fiesta de la Santísima Trinidad? Nos dice así el catecismo número 234: “El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la jerarquía de las verdades de fe”.

No es un misterio para pensar sino para tres cosas: ADORAR, AGRADECER Y AMAR.

1. Toda nuestra vida está envuelta en el misterio de Dios. Desde el día del Bautismo fuimos sumergidos en este océano de amor. Es más, Dios Trinidad quiso habitar en nuestra alma. Somos templos de Dios. Y mientras conservemos la gracia, ahí habita y crece la Santísima Trinidad, amándonos, cuidándonos, inspirándonos, santificándonos. Va creciendo en nosotros su presencia, se posesiona de nosotros y llegamos a ser para los demás, si le dejamos, un ícono, una imagen y una visibilización de la Santísima Trinidad. ¿No dice el Génesis que Dios nos creó a IMAGEN Y SEMEJANZA de Él?
2. Sí, SOMOS VISIBILIZACIÓN DE DIOS TRINIDAD. Meditemos hoy en esto:
a) De Dios Padre, ¿qué tengo que visibilizar? Su amor tierno y misericordioso, como nos dice la primera lectura de hoy del Éxodo. ¡Fuera por tanto actitudes de egoísmo, de odio, de resentimiento, de venganza! Esto sería visibilizar al Diablo, no a Dios.
b) De Dios Hijo, ¿qué tengo que visibilizar? La entrega sacrificada hasta la cruz, sin quejarnos. Llevemos nuestra cruz, física, moral o espiritual, con las mismas actitudes de Cristo Jesús. ¡Fuera quejas, rebeldías ante la cruz que Dios permite o quiere para que maduremos en nuestra vida y nos asemejemos a su Hijo Jesús!
c) De Dios Espíritu Santo, ¿qué tengo que visibilizar? El ser aliento para nuestros hermanos desanimados, el ser fuego para deshacer tanto hielo de indiferencia, el ser guía para los que andan extraviados en el camino, el ser bálsamo para quienes sufren.

Esto es lo que quise hoy compartir con ustedes: ¡SOMOS VISIBILIZACIÓN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD! Toda nuestra vida está envuelta en este misterio. Al levantarme, nos signamos con la señal de la cruz. Nos vamos a dormir, igual. Al comer, otro tanto. Estamos envueltos en la Santísima Trinidad: mente, corazón, cuerpo y alma. ¡Meditemos en todo esto! María nos ayudará, pues Ella estaba sumergida en ese gran misterio: Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo. Mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.