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Evangelio 6 Enero |Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado

Lectura
Del santo Evangelio según Mateo 4,12-17.23-25
Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. Y dejando Nazaret, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí; para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías:
¡Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
camino del mar, allende el Jordán,
Galilea de los gentiles!
El pueblo que habitaba en tinieblas
ha visto una gran luz;
a los que habitaban en paraje de sombras de muerte
una luz les ha amanecido.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado.»
Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Su fama llegó a toda Siria; y le trajeron todos los que se encontraban mal con enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los curó. Y le siguió una gran muchedumbre de Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán.
Palabra del Señor.


RESUMEN EVANGELIO LUNES 6 DE ENERO, MATEO 4, 12-17.23-25

Habiendo celebrado ayer la Epifanía o fiesta de la manifestación de Dios a los Magos de Oriente, representando a todos los paganos, o sea no judíos, pues Cristo ha venido a ofrecer A TODOS la salvación de Dios. Salvación completa, cuerpo y alma. Salvación completa para todos los continentes.

Y hoy Cristo sale a su apostolado realizando esta misión:

1. Enseñando en las sinagogas: Jesús es el Maestro que nos está enseñando las lecciones del amor y solidaridad, de la justicia y rectitud. Los evangelios recogen todas las lecciones de Jesús. Que no pase un solo día sin leer los santos evangelios para aprender esas lecciones y vivirlas y enseñarlas a los demás.
2. Proclamando por las calles la buena nueva del Reino de Dios: Jesús es la Palabra y el Apóstol predicador. Y lo primero que pide es la conversión, es decir, la vuelta a Dios, en el caso de que nos hubiéramos extraviado de camino. Convertir la soberbia en humildad, la avaricia en generosidad, la lujuria en castidad, la ira en paciencia, la gula en templanza, el egoísmo en caridad y la pereza en esfuerzo y lucha.
3. Curando a la gente de toda enfermedad y dolencia: Jesús es el Médico divino que viene a curar nuestras enfermedades del cuerpo y del alma. Cuántos santos han sido testigos de Cristo Médico: san padre Pio, beata Alejandrina da Costa, santa Casilda, san Odilón, santa Rita, san Paulino de Nola…y tantos más.

¿Qué provocaba Jesús? Le seguían, se convertían y se alegraban. Seamos nosotros instrumentos de Dios para llevar a Dios a cuantos pasen por nuestro camino. Seamos sembradores de fe, esperanza y amor a nuestro alrededor. Les mando a cada uno mi bendición sacerdotal en el nombre de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.