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Evangelio 5 Abril |No teman

LUNES DE PASCUA, 5 DE ABRIL

RESUMEN DEL EVANGELIO, LUNES DE PASCUA, 5 DE ABRIL
Mateo 28, 8-15: En aquel tiempo, las mujeres partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!». Y ellas se acercaron a Él, y abrazándole sus pies, le adoraron. Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».

Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad a contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado. Estos, reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una buena suma de dinero a los soldados, advirtiéndoles: «Decid: ‘Sus discípulos vinieron de noche y le robaron mientras nosotros dormíamos’. Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le convenceremos y os evitaremos complicaciones». Ellos tomaron el dinero y procedieron según las instrucciones recibidas. Y se corrió esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.
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MI COMENTARIO

Dos grupos de personas han visto el sepulcro vacío y corren a anunciarlo, aunque de forma muy distinta: las mujeres y los guardias.

1. Las mujeres: no es pequeño mérito de aquellas mujeres seguidoras de Jesús. Le habían acompañado y ayudado durante su ministerio en esos tres años de vida pública y apostólica de Jesús. Estuvieron presentes al pie de la cruz, con una valentía que dejaba en evidencia la cobardía de la mayoría de los apóstoles. Son también la que acuden antes al sepulcro, y ahora merece la primera aparición del Resucitado. ¡Vivan estas santas mujeres! Al ver el sepulcro vacío y oír las palabras del ángel que les asegura que “no está aquí, ha resucitado”, se marchan presurosas, llenas a la vez de miedo y de alegría. Y en seguida se les aparece el mismo Jesús. Ellas venían en busca de un muerto y ahora le encuentran vivo. La primera palabra que les dirige es: “Alegraos…no tengáis miedo”. Y les da un encargo: “Id a comunicar a mis hermanos”. Y ellas dieron testimonio de Cristo resucitado y se convierten en mensajeras de la gran noticia. Las convierte en apóstoles de los apóstoles. ¡Qué honor y privilegio! Aunque los apóstoles no las creen.
2. Los guardias: también han visto el sepulcro vacío. Su primer sentimiento es el miedo, porque han descuidado la misión que les habían encomendado. Se durmieron. Pero aceptan el soborno que les proponen para que digan una mentira. La corrupción es un mal desde que el hombre es hombre. Y hacen correr la voz de que han robado el cadáver del crucificado. ¿Cómo dicen esto, si estaban dormidos? “La mentira tiene patas cortas”.
3. Ahora hagamos alguna aplicación para nosotros, cristianos y cristianas del siglo XXI: si hemos dejado entrar a Cristo resucitado en nuestros corazones, no podemos menos que ser mensajeros, como estas mujeres. Mensajeros de la estupenda noticia: “CRISTO VIVE”, y está a nuestro lado, en la Iglesia, en los sacramentos, en nuestros hermanos necesitados y enfermos…Y nos da fuerza para superar todas las dificultades, cansancios, decepciones que nos brinda la vida. No, el Covid no nos va a vencer. Cristo resucitado está dando sentido a este terrible virus. Y lo que tenemos que ir contagiando por todas partes es la alegría de la resurrección de Cristo: en nuestras casas, en la escuela, en los hospitales, en las comunidades parroquiales, en las misiones, en la sociedad, en nuestros trabajos. Nos tienen que ver con “rostro de resucitados”, y no “con cara de pepino avinagrado”, protestones, pesimistas. ¡Fuera la tristeza, la apatía, la desgana, el egoísmo, la depresión! Las dificultades que nos vayan saliendo al paso, vivámoslas con Jesús, que camina a nuestro lado. Abramos los ojos de la fe. Extendamos los brazos de la esperanza. Dilatemos el corazón de amor.

Les deseo una octava de Pascua, que así la llamamos, para festejar el triunfo de Cristo. Ocho días de fiesta espiritual. No debería haber clases, ni trabajo…sino descanso y vacaciones para festejar a Cristo resucitado. Les mando la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.