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Evangélio 29 Abril|Y quedaron satisfechos

RESUMEN DEL EVANGELIO, VIERNES 29 DE ABRIL
SANTA CATALINA DE SIENA

Juan 6, 1-15: En aquel tiempo, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades, y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia Él mucha gente, dice a Felipe: «¿Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos?». Se lo decía para probarle, porque Él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco». Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».

Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente». Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos cinco mil. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda». Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Éste es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo». Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte Él solo.
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MI COMENTARIO

1. ¿Qué podemos aprender de santa Catalina de Siena? Junto con santa Teresa de Ávila y Teresa de Lisieux, santa Catalina de Siena, siglo XIV, es también doctora de la Iglesia por todo lo que aportó a la Iglesia con sus cartas, escritas al Papa y a los cardenales, donde defendió a la Iglesia y llamó la atención al Papa y cardenales de ese tiempo para que volvieran a Roma, pues se habían ido a refugiar por miedo a Avignon, Francia. Al Papa lo llamó “el dulce Cristo en la tierra”. Mujer valiente, inspirada por Dios, mujer de oración. Y eso que no era mujer instruida y de estudios. Su sabiduría le vino de arriba.
2. Del evangelio, aprendamos lo siguiente:
a) Tener sensibilidad como la de Cristo para ver las necesidades de nuestros hermanos.
b) Buscar cómo solucionar esas necesidades, aportando cada uno los cinco panes y los dos pescados, con generosidad y bondad. No nos guardemos egoístamente nuestros haberes. Seamos generosos. Dios nos compensará.
c) Y entregar esos panes y pescados a Cristo, en la oración, para que Él los multiplique con su poder divino.

Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.