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Evangelio 27 Septiembre |Creyeron en él

DOMINGO 27 DE SEPTIEMBRE

RESUMEN DEL EVANGELIO, DOMINGO 27 DE SEPTIEMBRE
Mateo 21, 28-32: En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: ‘Hijo, vete hoy a trabajar en la viña’. Y él respondió: ‘No quiero’, pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: ‘Voy, Señor’, y no fue.

»¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?». «El primero», le dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en Él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en Él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en Él».
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MI COMENTARIO

¿A cuál hijo me parezco? Dos hijos: el que dijo “sí”, pero no fue a trabajar a la viña. El que dijo “no”, pero después se arrepintió y fue.

1. Dedicó esta parábola a los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo, es decir, a los que ostentaban la autoridad moral y religiosa de Israel: ellos dijeron “sí” a Dios en un principio, pero ahora, llegado el momento decisivo -la venida de Cristo y de Juan Bautista que la ha precedido y anunciado-, se niegan a creer. ¿Por qué? Por falta de fe. Ellos se creían los jefes y no tenían la humildad para abrirse a los planes de Dios.
2. El hijo que dijo “no”, pero se arrepintió y fue a trabajar a la viña, son los pecadores y publicanos que se abrieron a Jesús y cambiaron de vida. Hombres y mujeres pecadores arrepentidos. Se abrieron al mensaje de Jesús, reflexionaron y creen en la predicación de Juan Bautista y de Jesús.
3. Apliquemos la parábola a nosotros. Dios nos llama a trabajar en su viña, que es la Iglesia. Hay mucho trabajo para todos: ancianos, enfermos, matrimonios, jóvenes, niños, medios de comunicación, etc. Es fácil cuando estamos en la iglesia, cantar cantos al Señor, o contestar “amén” a oraciones. Pero luego esa fe, ¿se traduce en obras? Sí, van a misa, están casados por la Iglesia, llevan una medalla o escapulario en el cuello, rezan el rosario…pero luego, en la vida de cada día, no viven conforme a su fe católica. Decir “sí” es fácil. Cumplir con ese “sí” no es tan fácil, pues supone sacrificio, renuncia, coherencia. Hagamos un examen hoy de nuestros compromisos con Dios para ver si se quedaron sólo al nivel del “sí” de boca para afuera o si ese “sí” lo llevamos también a la práctica. La fe sin obras es una fe muerta, nos dice Santiago apóstol en su carta.

Faltaría un hijo ideal: el que dijo “voy” y fue. El hijo del “sí….sí”. El ejemplo fue Cristo Jesús. Ojalá que lo imitemos siempre. ¡Feliz y santo domingo! Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.