Share

Evangelio 17 Febrero|Tu Padre que ve en los secreto te recompensará

MIÉRCOLES DE CENIZA, 17 DE FEBRERO
Mateo 6, 1-6. 16-18: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

»Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará».
____________________________
MI COMENTARIO

“Completo en mi cuerpo lo que le falta a la pasión de Cristo” (Col 1, 24). Y la Cuaresma nos invita a esto. La Cuaresma no es tiempo de angustia. Es una preparación seria, eso sí, pero no triste, a la Pascua. Escucharemos durante todo este tiempo -40 días- tres imperativos fuertes: CONVIÉRTANSE, ARREPIÉNTANSE, PURIFÍQUENSE. Y Cristo nos da tres medios para esto: oración, ayuno y obras de caridad.

1. ¿Qué nos evocan estos 40 días?

Nos evocan los cuarenta días de Moisés en la cumbre del Sinaí, preparando la Alianza; los cuarenta años de peregrinación del pueblo por el desierto, camino de la tierra prometida; los cuarenta días de Elías, en marcha hacia el encuentro con Yahvé en el monte Horeb; y los cuarenta días de Jesús en el desierto, antes de dar inicio a su misión mesiánica.

2. Imperativos: convertirnos, arrepentirnos y purificarnos

Es decir, cambiar de mentalidad, para que el hombre viejo, egoísta, pasional, soberbio, perezoso, sensual vaya muriendo y cediendo terreno al hombre nuevo humilde, sincero, honesto, piadoso, sacrificado, responsable, decente, fiel.

En la Cuaresma es más importante lo que Dios quiere hacer con nosotros que lo que nosotros podamos hacer por Él. Es más central la gracia que la ascética. Si nos dejamos, Dios nos comunicará en este año la vida pascual de su Hijo Jesús. No pongamos obstáculos a su gracia.

3. Los tres medios

Oración. Hagámonos más tiempo para rezar y unirnos a Cristo que pasará 40 días de desierto para prepararse para su Pasión y Muerte.
Ayuno. No sólo ayuno material de alimentos, que también es muy oportuno. Sobre todo ese otro ayuno interior: ayunar a los malos pensamientos, a los malos deseos, a las críticas, a las mentiras, a las explosiones de odio.
Obras de caridad. Cada quien vea qué puede hacer con ese hermano anciano, enfermo, pobre y necesitado. Qué hermoso sería realizar cada día de la cuaresma una obra de misericordia.

4. Ahora meditemos en la ceniza
Evoca la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios.
La palabra ceniza, que proviene del latín «cinis», representa el producto de la combustión de algo por el fuego. Esta adoptó tempranamente un sentido simbólico de muerte, caducidad, pero también de humildad y penitencia.
La ceniza, como signo de humildad, nos recuerda nuestroorigen y fin: «Dios formó al hombre con polvo de la tierra» (Gn 2,7); «hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho» (Gn 3,19).
Acompañemos a Cristo en esta Cuaresma, para que podamos morir a ese hombre viejo y después resucitar con Él en la Pascua.
Pidamos a María que nos tome de la mano al iniciar la Cuaresma para que no tengamos miedo de subir al Gólgota y morir con Cristo. Y que san José, en este su año, interceda por la Iglesia, por nuestro mundo, por nosotros, para que en medio de la pandemia, nuestra fe y confianza en Dios se parezcan a la fe y confianza de este padre adoptivo de Jesús, pues también su fe y confianza fue puesta a prueba ante el plan que Dios quiso para él. Amén. Les mando la bendición de Dios a cada uno de ustedes, P. Antonio Rivero, L.C.