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Evangelio 15 Febrero | Le pedían un signo

LUNES 15 DE FEBRERO

RESUMEN DEL EVANGELIO, LUNES 15 DE FEBRERO

Marcos 8, 11-13: En aquel tiempo, salieron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús, pidiéndole una señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba. Dando un profundo gemido desde lo íntimo de su ser, dice: «¿Por qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará a esta generación ninguna señal». Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta.
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MI COMENTARIO

¿Qué señal pedimos a Dios hoy con todo lo que nos está pasando a nivel mundial -covid-, a nivel familiar -dificultades y contratiempos-, a nivel profesional y laboral -rebaja de salarios-, a nivel eclesial, a nivel escolar -clases virtuales-, etc…? Muchos le piden a Dios que YA ARREGLE TODO, que estamos hartos de esta situación.

En vez de protestar, por qué no le preguntamos a Dios: ¿qué espera de nosotros en estos momentos?

1. Espera de nosotros una fe más madura y recia, que sepa ver su mano en cuanto nos sucede y nos haga mirar hacia arriba, tomar la Biblia y meditar sus palabras.
2. Espera de nosotros una confianza más serena y alegre, porque sabemos que Él todo lo permite para nuestro bien y para que miremos de frente la eternidad. ¿Acaso los que han fallecido en este último año no nos interpelan a todos para meditar en este paso obligado y para muchos doloroso, el de la muerte? Somos peregrinos y lo importante es tener las maletas preparadas para este último viaje hacia la eternidad.
3. Espera de nosotros un amor más auténtico, no egoísta, más desprendido y sincero. Amor a Dios sobre todas las cosas – ¡qué difícil es esto! -, y amor a nuestros hermanos, a todos, ¡casi imposible!

¿Qué más signos queremos de la presencia de Dios en nuestra vida? Abre los ojos y verás cuántos signos nos ha dejado Dios para descubrirle: la comunidad reunida, la Palabra proclamada, la Eucaristía, el ministro que nos perdona, nuestro prójimo que nos pide su caridad porque es pobre, anciano o enfermo. Dios no vendrá como un guerrero liberador o un rey magnífico a solucionar nuestros problemas. No pidas portentos cósmicos o apocalípticos. ¿No hemos aprendido todavía? Cristo no ha venido como mesías espectacular y triunfalista. Vino en unos pañales, como hijo del carpintero de familia humilde y desconocida, como el que muere desnudo en una cruz. Venga, hombre, levanta la cabeza y cree en estos signos que ya nos ha dejado. No seas miope. No tientes a Dios. Dice un poeta francés, Saint-Exupery: “Los prodigios espectaculares dejan con la boca abierta, pero no tocan el corazón”. Pidamos con Carlo Carretto: “Quiero descubrirte en las acciones sorprendentes de caridad y amor que contemplo cada día”. Y el cardenal Newmann, ya santo: “Al corazón mal dispuesto, mil razones no le convencerán y al que lo tiene bien dispuesto mil dudas no le quitarán la fe”. ¡Para pensar!

Les deseo una santa semana. Y les mando la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.