Lectura del santo evangelio según san Marcos
Mc 6, 53-56
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos terminaron la travesía del lago y tocaron tierra en Genesaret.
Apenas bajaron de la barca, la gente los reconoció y de toda aquella región acudían a él, a cualquier parte donde sabían que se encontraba, y le llevaban en camillas a los enfermos.
A dondequiera que llegaba, en los poblados, ciudades o caseríos, la gente le ponía a sus enfermos en la calle y le rogaba que por lo menos los dejara tocar la punta de su manto; y cuantos lo tocaban, quedaban curados.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
«Cómo yo recibo la redención, el perdón que Dios me ha dado, el hacerme hijo con su Hijo, con amor, con ternura, con libertad». Sin nunca esconderme «en la rigidez de los mandamientos cerrados que siempre, siempre, son más seguros —entre comillas— pero no te dan alegría, porque no te hacen libre». Cada uno de nosotros —es la sugerencia de Papa— «puede preguntarse cómo vive estas dos maravillas: la maravilla de la creación y la todavía más maravilla de la re-creación». Con la esperanza de «que el Señor nos haga entender esta cosa grande y nos haga entender lo que Él hacía antes de crear el mundo: amaba. Que nos haga entender su amor hacia nosotros y nosotros podamos decir —como hemos dicho hoy— “¡Eres muy grande, Señor, gracias, gracias!”». Y «sigamos adelante así». (Santa Marta, 6 febrero 2017)