Evangelio 4 Agosto |Que grande es tu fé

MIÉRCOLES, 4 DE AGOSTO

RESUMEN DEL EVANGELIO, MIÉRCOLES 4 DE AGOSTO
EL CURA DE ARS, PATRONO DE LOS SACERDOTES Y DE LOS PÁRROCOS (1786-1859)

Felicidades a todos los párrocos y sacerdotes en este nuestro día en que festejamos al santo cura de Ars, nuestro patrono. Pidamos a Dios que sepamos imitar a este santo sacerdote de Francia, modelo en oración, sacrificio, celo ardiente por la salvación de las almas, caridad y misericordia. Se pasaba casi 15 horas diarias confesando a su gente en ese pueblito de Ars. Su fama se extendió y fueron de muchas partes de Europa a confesarse y a pedirle consejo. Y eso que intelectualmente no era tan brillante en el seminario. Pero Dios hizo maravillas con él, por ser humilde. Les pido que recen por todos nosotros sacerdotes para que seamos santos y cuidemos las almas que Dios ha puesto en nuestras manos para llevarlas al cielo.

Evangelio de hoy: Mateo 15, 21-28: En aquel tiempo, Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón. En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada». Pero Él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros». Respondió Él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel». Ella, no obstante, vino a postrarse ante Él y le dijo: «¡Señor, socórreme!». Él respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». «Sí, Señor -repuso ella-, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos». Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas». Y desde aquel momento quedó curada su hija.
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MI COMENTARIO

Del evangelio que hemos leído quiero fijarme en las virtudes de esta mujer, no judía, que consiguió la curación de su hija al implorar a Jesús.

1. Amor por su hija enferma. Amor que aviva su inteligencia para ir en búsqueda de Jesús y responderle como le respondió.
2. Fe: por eso acude a Jesús y se postra de rodillas para pedirle la curación de su hija. Inteligencia, unida a la fe; fe que aviva la inteligencia.
3. Confianza: Fue una sorpresa para Jesús ver la confianza que en él ponía esa mujer cananea. Cananea, es decir, no judía, pagana.
4. Valentía e insistencia: por eso gritó sin miedo pidiendo la curación de su hija, aunque le decían que se callara.
5. Humildad: por eso supo encajar la aparente humillación que le hizo Jesús al decirle: “no es bueno desperdiciar el pan de los amos para dárselo a los perritos”. ¡Cuántos de nosotros nos hubiéramos desanimado!

Jesús premia y alaba la fe de esta mujer. Se admira de la fe de esa mujer. La fe arranca los milagros de Dios. Llamada de atención a nosotros, a veces tan habituados al “trato” con Jesús, a la escucha de su palabra, y al saber de su vida, que deja de producirnos admiración: nos hemos hecho a ello como lo más normal. Si uno no se deja sorprender por el evangelio, por la vida de Jesús, su fe ha entrado en declive.

Les mando a cada uno de ustedes la bendición de Dios. P. Antonio Rivero, L.C.